martes, 4 de noviembre de 2008

Mejor personalidad, kilo por kilo


Roy Jones no es la avena que eligió Goldilocks.

Cuando se trata de opiniones de Jones y su grandeza, no hay un término medio.

O para usar terminología que sea particularmente apropiada esta semana, no hay demasiados estados de swing cuando se trata de dar un veredicto de Roy. O bien eres rojo oscuro o azul oscuro.

Las instancias con Jones generalmente son limitadas a dos opciones: O es el mejor en jamás haberse puesto los guantes, o un fraude ancestral.

La verdad, claro está, podría caer en medio de esas dos instancias. Pero hay algo acerca de Jones que hace que los fanáticos del boxeo tomen una postura extrema.

"Los que dicen que es el mejor de la historia le están diciendo la verdad. Los que lo niegan es porque lo odian", opinó el analista de boxeo de HBO Max Kellerman, quien estará marcando la pelea de Jones contra Joe Calzaghe en el Madison Square Garden este sábado. "He visto películas locales de Sugar Ray Robinson en peso welter. Es lo mejor que he visto, punto aparte. Pero en la época que yo viví, Roy Jones es el mejor que yo haya visto".

De todas maneras, ahora con 39 años de edad a cuestas, Roy Jones ya no es Roy Jones. Pero aún tiene la posibilidad de seguir sumando al legado de Roy Jones. Y si puede vencer al campeón invicto de los semipesados Calzaghe, podría convencer a algunos críticos de unirse a los rankings de aquellos que lo alaban.

Se trataría de la primera victoria significativa de Jones desde el 2003 (disculpen, haber vencido a un oxidado Félix Trinidad no cuenta). Sería su primera victoria contra un oponente libra por libra desde James Toney en 1994. Forzaría a los que dudan de él a repensar quien es.

Quizás una victoria no borraría todo este tiempo que pasó evitando riesgos, tanto en el ring como en las peleas que se armaron. Pero al igual que el impactante dominio que ejerció Bernard Hopkins sobre Kelly Pavlik a los 43 años de edad el 18 de octubre, le devolvería el respeto que merece.

Quizás una victoria no borre la dolorosa memoria de tres resonantes derrotas, contra Antonio Tarver, Glen Johnson y Tarver otra vez, sufridas en el 2004 y 2005. Pero las haría parecer más una aberración y marcaría un momento definitorio muy positivo para ayudar a minimizar el grado de negatividad que define a Jones.

De todas maneras, Kellerman, introduce una teoría convincente de cómo una victoria contra Calzaghe podría actualmente quebrar el argumento de que Jones era intocable en su mejor momento.

Comienza con un idea común: que Jones nunca fue el mismo después de haber bajado 25 libras de músculo tras su victoria de pesados contra John Ruiz en el 2003 y que su serie de derrotas no debería influenciar las opiniones con respecto a sus habilidades porque se dieron pasado su cuarto de hora.

De todas maneras, el argumento sigue con una idea bastante única: "Si empieza a ganar otra vez", dijo Kellerman, "es más difícil aislar las peleas de Tarver y la pelea de Johnson y decir que no es el verdadero Roy Jones. Si gana esta pelea, la gente va a decir, 'Bueno, pero venció a Joe Calzaghe, creo que sigue siendo Roy Jones', y entonces empiezas a contar esas derrotas. Ahora, esas derrotas realmente no importan".

Al menos en opinión de aquellos que ven a Jones como el mejor boxeador de su tiempo, realmente no cuentan.

Para aquellos que ven a Jones como un boxeador cuyo talento único fue complementado por una energía perpetua de misticismo, la derrota da lugar a importantes cuestionamientos. El más evidente es si perdió resistencia de golpes cuando se quitó el peso de Ruiz, o si nunca tuvo mentón, optando así por escoger peleas mandatarias débiles.


Por como se manejó la mayoría de sus años, nunca siendo golpeado en el mentón por un luchador de gran poder, nunca sabremos la respuesta concreta. Y entonces surge otro debate en torno a Roy Jones.

Pueden argumentar que sólo tres otros boxeadores de la última mitad de siglo se mostraron tan polarizados como Jones.

Las opiniones sobre Sugar Ray Leonard y Oscar De La Hoya fueron divergentes a causa de su imagen de 'buenos muchachos', lo que llevó a algunos a no tomarlos seriamente mientras otros los ven como 'los grandes de todos los tiempos'.

El tercer boxeador es Muhammad Ali. Pero con Ali, a medida que su carrera fue pasando, no fu su estimación como boxeador lo que fue variando. Fue su personalidad y su política lo que enfrentó opiniones públicas tan distintas.

La política nunca fue parte de la ecuación de Jones. ¿Pero la personalidad? Si, podemos decir que eso ayudó a que los observadores tomen una postura determinada sobre otra.

Algunos amaban su carisma hip hop y confianza sobrenatural. Otros lo veían como un acto de engreimiento.

Algunos ahora dicen que cambió, que las derrotas lo hicieron más humilde.

Tras haber escuchado la siguiente cita en el primer episodio de la serie documental de HBO 'Calzaghe-Jones 24/7', yo dio que eso no sucedió:

"Para la gente que no me conoce, lo que fui o lo que soy, fui alguien que supo impactar, un muchacho que hacía lo que quería en el ring de boxeo en el momento que quería. Nadie tenía oportunidad de vencerme cuando estaba motivado. Yo era un técnico, un estudiante del juego, un campeón orgulloso, un campeón feliz. Uno que se dio cuenta que era tan sólo un instrumento de Dios a través del cual transmitir música hermosa".

Si el ego no desapareció, al menos es verdad entonces que Jones ha sido más cooperativo con los medios en la previa de la pelea con Calzaghe y su pelea anterior contra Trinidad.

La cuestión reside en si ahora Jones es amigo de los medios porque lo quiera ser o porque lo tenga que ser. Cuando ya no estás en la cima, cuando ya no puedes tomar todas las decisiones, ciertas concesiones son necesarias.

Lo mismo va para el hecho que Jones, en el crepúsculo de su carrera, finalmente comenzó a tomar peleas que representan riesgos importantes.

Si Jones hubiera sido más amistoso con los medios y más inclinado a tomar riesgos a comienzos de su carrera, quizás tendríamos menos preguntas y las opiniones serían más uniformes.

Pero no tiene sentido que tratemos de cambiar eso ahora. No cuando aún tiene la oportunidad de cambiar las perspectivas de todos este fin de semana.

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