jueves, 11 de diciembre de 2008

Rocky Medina, mentiras y vergüenza


El salteño Sergio Rocky Medina sintió que no podía defraudar a su gente. Una derrota humillante en el primer round de su segunda pelea en Las Vegas desilusionó a todos. Pero lo que siguió fue peor. Los organizadores protestaron porque casi no presentó combate y luego él mismo se enredó en una increíble historia de mentiras y confusión.
El sábado último, todo Salta aguardaba con enorme esperanza su pelea con el puertorriqueño Juan Manuel López, por el título supergallo de la Organización Mundial de Boxeo. Pero sin oponer resistencia, Medina cayó tres veces en la primera vuelta y sus ilusiones se hicieron trizas. Tal vez por ello, al regresar dijo lo que dijo. Que lo habían presionado para que perdiera porque de lo contrario "no iba a salir vivo de EE.UU."; que él estaba preparado para soportar 12 rounds, pero que debió "tirarse", y que "tenía miedo y no sabía qué hacer", ni siquiera a denunciarlo.
Ayer, cuando notó que sus dichos trascendieron los límites de su querida Salta, decidió rectificarse. Ya era tarde. Desde Puerto Rico, Iván Rivera, el representante de su rival, lo atacó: "Es bochornoso y ridículo. Seguro que se sintió avergonzado al llegar a su país y, al ser abordado por la prensa, fue lo primero que se le ocurrió: una mentira descabellada. Que lo amenazaron de muerte... eso es algo serio´´.
Al ser consultado por LA NACION, Rocky confesó que había mentido "para no desilusionar a la gente de Salta". "Nadie me amenazó. López es un gran campeón y me noqueó bien. Realmente me sorprendió -susurró del otro lado del teléfono, entre avergonzado y arrepentido-. Pensé que mis declaraciones iban a quedar acá nomás. Espero que esto no me perjudique. No sé si seguiré peleando. Ahora me preocupa que me retengan la bolsa (unos 60 mil dólares).
Medina dejó escapar, a los 26 años, una gran oportunidad. Boxear en los EE.UU. en un combate preliminar a uno de Oscar de la Hoya no es cosa de todos los días. Al parecer, el verdadero golpe de KO lo recibió debajo del ring. Ahora su carrera y su credibilidad tienen la fragilidad de un pugilista "sentido" en pleno combate.

Joaquín Aguirre LA NACIÓN.

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