sábado, 6 de diciembre de 2008

UN PATÉTICO DE LA HOYA ABANDONA AL FINAL DEL OCTAVO ASALTO ANTE EL MEJOR BOXEADOR DEL MUNDO


Manny Pacquiao le dio una soberana paliza a Oscar de la Hoya y se reafirmó en su condición de mejor boxeador del mundo, venciendo por abandono al final del octavo asalto. Oscar de la Hoya lució como un ex boxeador, mostrándose impotente para detener el aluvión de golpes, con precisión de cirujano, que le propinaba el astro filipino. Todos y cada uno de los asaltos fueron una exhibición del número 1 del mundo libra por libra, que si no tiró a la lona al mexico-estadounidense, fue porque carece del poder de un auténtico peso welter. No obstante, en el séptimo asalto, ya estuvo cerca de abandonar ante la avalancha de golpes del filipino. Oscar De la Hoya parecía pegado a la lona, sin movilidad ni reflejos, dando una imagen patética, justo castigo para quien debió retirarse tras perder ante Floyd Mayweather y prefirió este combate desigual, pero, para sorpresa de muchos, por no decir casi todos, desigual a favor de Pacman. El rostro de Óscar, al acabar el fatídico octavo asalto, era un poema y el Golden Boy, de acuerdo con su preparador, Nacho Beristain, decició abandonar. Por cierto, la lección hay que hacerla extensiva a la que le dio Freddy Roach a Beristain, quien se tomó cumplida revancha ante su ex pupilo. Si después de este ridiculo, De la Hoya no se retira, nadie lo entendería. Mientras tanto, Pacquiao tiene el campo abierto para reinar en su peso natural, el ligero, o intentar el más difícil todavía, retar a Margarito, por ejemplo. O a Mayweather, quién sabe.

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