martes, 11 de marzo de 2008

La muerte juega a las cuatro esquinas. (De Don Manuel Alcántara)


Toda la preparación de un boxeador está en­caminada a convertir su organismo en un arma. Las sesiones de guantes, el footing, que es lo único que da fondo, la comba, el espe­jo, la pera, que dicen en el argot, y las demás asignaturas servirán de poco si un púgil no sabe, por intuición o porque se lo ha inculcado el hombre de la esquina, que tiene enfrente un enemigo mortal. Lo de «instinto asesino» puede que sea una exageración, ya que nadie quiere matar, literalmente, pero es también una cuali­dad. No deseaba Chris Eubank, que también fue al hospital después del combate, asesinar a Michael Watson. Nada de eso. Si este hombre se está muriendo no se debe a un propósito, sino a una posibilidad.
Michael Watson, de veintiséis años, está en co­ma desde el 21 de septiembre. No sé, no puedo saberlo, si cuando se impriman estas palabras que ahora escribo habrá dejado de existir, que se dice de manera eufemística cuando alguien se va del mundo o se le echa. Sé, sin duda, que no podrá mejorar. No hay solución. Watson ha si­do operado tres veces en el cerebro. Por último se le ha practicado una traqueotomía. Ningún ring en toda su carrera como la habitación del hospital Saint Bartolomew de Londres.

La cró­nica de la muerte anunciada de este púgil reavi­va una polémica intermitente sobre la licitud del boxeo. El argumento de los detractores, que asegura que han muerto 600 púgiles en lo que va de siglo, peca de imprecisión: son muchos más, por la sencilla razón de que en muchos países no se cuen­tan las víctimas. El argu­mento de los partidarios es siempre idéntico: el boxeo no es obligatorio. Es absolutamente infantil decir que el boxeo no es un deporte cruel: es cruel y además no es un deporte. Lo que sucede es que a pesar de eso puede ejercer sobre muchos una espe­cie de fascinación o atractivo fatal, a veces en las antípodas de la complacencia. No se trata de defender lo indefendible, sino de aceptar una realidad inscrita en la naturaleza humana y de­cir, como Walt Whitman: «No soy un inquisi­dor, ni un reprobador: yo riego las raíces de todo lo que ha nacido».

La esencia del juego es crear­se unas dificultades que no existirían si no las hubiésemos propuesto, y el boxeo es un juego trágico, basado en el innato deseo humano de competir. Qué explicarles a los que lo ignoran todo acerca de él, incluso que ha interesado, o apasionado, que es algo más, a tipos como Píndaro o Hemingway, pasando por un parnasiano catálogo que va desde Jack London, Jean Coc-teau, Norman Mailer y tantos y tantos, todos primeras series, hasta nuestra irrefutable apor­tación, desde Ignacio Aldecoa a Eduardo Arro­yo. ¿Qué explicarles, decía, acerca de lo que no tiene más explicación que la condición huma­na? Naturalmente que el boxeo es dramático. Si no lo fuese nadie pagaría una entrada. «Se trata de un oficio muy peligroso si no se tiene talen­to», que dijo Mohamed Alí, antes Cassius Clay. Peligrosísimo. Incluso para él, que tenía un gran talento y que se ha convertido ahora en su pro­pia estatua balbuceante. Resultan ridículos los que defienden el boxeo aduciendo que no le ha­ce daño a nadie. Un paso más y se atreverían a decir que los golpes en la cabeza no sólo no perjudi­can, sino que favorecen. No. Nada de hipocresías. El boxeo es hermoso y te­rrible y un cuadrilátero puede ser un trampolín de redención social o un ca­dalso.


Cuando alguien grita en el ring-side eso de «¡queremos sangre!» podemos asegurar que no se trata de un aficionado,sino de un maldito espectador con tendencias sádicas. Así como un verdadero aficionado al flamenco no pretende divertirse oyendo cantar, sino más bien sufrir, ningún auténtico degusta­dor del boxeo lo confunde con un regocijo. Los treinta y seis metros cuadrados pueden ser el altar de los ídolos de la afición o su patíbulo. Mienten también los que hablan de «los acci­dentes del boxeo» o aplican pésimamente la pa­labra, ya que la obsesión de todo boxeador es accidentar a su contrario. De accidente puede hablarse en alpinismo o en automovilismo, pero no en boxeo, donde todos quieren accidentar al de enfrente.
Un paisano mío, llamado Picasso, que tiene muchas posibilidades de ser tercamente inmortal, o sea, de ser recordado durante algún tiempo, dijo que «donde hay drama hay canción». En el boxeo hay drama y por eso el aire cancionero viene de antiguo, desde aquella crónica del padre Hornero en el libro veintitrés de «La Iliada». Que nadie crea que el reglamen­to del ínclito marqués de Quemsberry originó la competencia. El pequeño aristócrata se limitó a ponerle condiciones a las riñas de los marineros en las alcohólicas orillas del Támesis.

El afán de confrontarse con los puños pertenece a la naturaleza de los hombres, si bien no a la de todos. Tampoco a todos les gusta acudir a las plazas de toros, esos cráteres de la pasión nacional. Toreo y boxeo tienen similitudes, y una vez más me guarezco en las palabras de Pérez de Ayala y las traslado.

Dijo don Ramón: «Si fuera ministro de la Gobernación suprimiría las corridas; pero como no soy, pienso ir a todas». No voy al boxeo desde que vi morir a un pobre peso medio alménense llamado Rubio Melero, hace mucho tiempo. Hice la crónica de aquel combate y mientras la hacía pensé que era la última, cosa nada sorprendente en quien se está despidiendo siempre.

Desde entonces sólo veo boxeo en el ring vertical de los televisores. Sé que es lo mismo, pero la muerte está distante. Aquel chico no murió en el cuadrilátero, sino en los entrenamientos, al hacer abusivamente de sparring. El caso es que lo dejé, y fue una lásti­ma: conmigo el boxeo tenía mala prensa y buena literatura. Pero uno no es de piedra. Lo que es de piedra es la vida y nos hace pasar por ella. Cada vez que hay una nueva víctima, el asunto vuelve a ponerse sobre el tapete de lona y de resina y una vez más nos damos cuenta de que nada cambiará mientras no cambien los dioses.
(Michael Watson, a la derecha en la foto)

SYLVESTER SE CREE QUE PUEDE GANAR A CASTILLEJO



El campeón peso medio europeo Sebastian Sylvester (28-2, 13 KOs) esta a tan sólo una victoria de una oportunidad al título.

De derrotar a Javier Castillejo en Neubrandenburgo el 12 de abril será el nuevo retador obligatorio del titulo de la Asociación Mundial de Boxeo, que posee Felix Sturm.

"Ansio la pelea ante Castillejo,” dijo el Huracán. “Ante un oponente de clase mundial como Castillejo probaré que estoy listo para una oportunidad al título mundial."

Castillejo (62-7, 43 KOs) se convirtió en el retador obligatorio de Sturm el pasado noviembre al derrotar a Mariano Natalio Carrera.

Sylvester, quien hará su tercera defensa del título europeo, le tiene mucho respeto a Castillejo. "Es un boxeador difícil. No será fácil derrotarlo pero estoy seguro de mi éxito," añadió Sylvester.

"Estoy seguro que los fans en Neubrandenburgo me darán el respaldo que necesito para derrotar a alguien de mi clase."

En la pelea co-estelar, la ascendente estrella del peso súper mediano Karo Murat retará al campeón europeo Cristian Sanavia (40-3, 12 KOs).

"Cuando mi entrenador Ulli Wegner llamó para decirme que pelearía por el titulo europeo no lo pude creer,” dijo el invicto Murat (16-0, 11 KOs). “La pelea ante Sanavia será una gran oportunidad para mí. Aunque él tiene buena defensa, siempre está sobre su pide delantero. Le tengo mucho respeto, pero he peleado con muchos buenos boxeadores buenos como amateur y como profesional. Estoy listo."

Además en la acción estará el peso crucero Marco Huck (19-1, 14 KOs), quien retorna al ring por primera vez desde su derrota por nocaut técnico en el asalto doce ante el Campeón FIB Steve Cunningham. "Quiero seguir mejorando,” dijo. “El 12 de abril podré mostrar lo que aprendí de mi última pelea."

26 DE ABRIL, FECHA DEFINITIVA DE LA "VELADA DE BOXEO MANUEL ALCÁNTARA" EN VÉLEZ-MÁLAGA


El 26de abril, velada mixta en el Pabellón Municipal.
Lo que era un sueño hace unos meses, está a punto de convertirse en una alegre realidad para todos los amantes del noble arte de las 16 cuerdas. El Boxeo, así, con mayúsculas, vuelve con todas las de la ley a Vélez-Málaga y, por ende, para toda la afición de la comarca de la Axarquía. La cita será el próximo sábado 26 de abril, a partir de las 19,00 horas, en el Pabellón Municipal de Vélez-Málaga, con seis extraordinarios combates amateur de cuatro asaltos cada uno y un sensacional combate profesional como pelea de fondo, que enfrentará al invicto mijeño Luca Giacon, de padre italiano y madre de Ruanda, ante un rival por designar, pero que se lo pondrá difícil para seguir con su récord invicto de 3 peleas, todas saldadas con victorias antes del límite. Y lo que son las cosas del destino, todo vino a raíz de una entrevista que publicamos en “Diario de la Axarquía” el pasado miércoles con nuestro compañero, director de “Espabox” y maestro en el periodismo deportivo, y muy especialmente, del boxeo, Emilio Marquiegui, al que preguntamos por la posibilidad de organizar una velada en nuestra ciudad. Esta entrevista fue leída por el ex Viceconsejero de Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía y ex Concejal del Ayuntamiento de Vélez-Málaga, empresario en la actualidad, Marcelino Méndez-Trelles Ramos, quien se interesó a las pocas horas por los detalles que conllevaría la organización de una velada en la Axarquía. A partir de ahí, en apenas unas horas, se intensificaron los contactos, en primer lugar con el Presidente de la Federación Malagueña, Eduardo Torres Hiruela, quien dio el beneplácito. El siguiente contacto fue el promotor, preparador y ex boxeador campeón intercontinental del peso wélter, el panameño Edwin Murillo, quien viene organizando, con su club “La Mamba Negra”, veladas en Mijas, en colaboración con el consistorio de la localidad costasoleña. Horas más tarde, Murillo se reunía con Méndez-Trelles, y le presentaba distintos presupuestos en función de la presencia de neoprofesionales o de profesionales en la velada, amén de los combates entre aficionados. A comienzos de semana, Marcelino Méndez-Trelles le presentó el proyecto al Alcalde de Vélez-Málaga, Francisco Delgado Bonilla, quien se mostró encantado con la iniciativa, para una hora más tarde, el mismo munícipe veleño, recibir, en nuestra presencia, a Murillo y su principal estrella de presente y futuro, Luca Giacon, manejánose la fecha del 26 de abril, como idónea, para esta vuelta del boxeo a nuestra ciudad. Al Alcalde le agradó sobremanera el hecho de que la velada se fuera a realizar como homenaje a Bernardo Fernández Lozano, el único boxeador profesional veleño de la historia. Por último, el Concejal responsable de Deportes, Claudio Morales, expresaba su total beneplácito, apoyando sin problemas la idea. Por tanto, todo parece atado y bien atado para que catorce púgiles suban al ring que se instalará en el Pabellón Municipal de Vélez-Malaga, en lo que se espera sea uno de los acontecimientos deportivos del año, con la promesa de Méndez-Trelles de que realizarán más reuniones en el futuro, siempre que el público responda de una manera adecuada. El precio que se maneja como probable sería de 10 euros, y la velada comenzaría a las 19.00 horas. Una de las personalidades asistentes será el poeta malagueño y destacado cronista de boxeo durante décadas, Manuel Alcántara.