lunes, 24 de marzo de 2008

EL LINCE EN SU HÁBITAT, EN "MARCA"



El gimnasio de los bajos del campo del Rayo Vallecano rezuma pureza. Su aire cargado soporta un silencio extraño, roto por los rítmicos golpes a un saco o el ruido de la comba maltratando el suelo. Se sabe qué día es hoy porque un modesto calendario de una empresa de transportes lo recuerda, aunque da la sensación de que todos los días deben ser muy parecidos. Casi nadie habla. Sólo se trabaja. Por el mero afán de ser mejor, por la pureza más absoluta del deporte. Porque casi ninguno de los tíos que se dejan las horas y el sudor en el gimnasio llegará a ganarse la vida boxeando.Entre todos los tíos, el más alegre es Javi Castillejo, que se prepara entre anónimos para pelear por el Campeonato de Europa y del mundo. Resulta casi una metáfora de su vida lo que allí ocurre: escondido entre los demás, sólo se le oye más cuando bromea con los que están a su alrededor, como en la calle, donde no le suelen reconocer mucho a pesar de ser el boxeador español más grande de todos los tiempos. En el gimnasio es él el que busca a sus compañeros, a los que lleva una media de 15 ó 20 años. Les vacila, hablando de lo viejo que es a los 40 años. Acaba de hacer una impresionante serie de golpes y grita: “¡El abuelo está reviviendo!”. Todos le miran, aunque hacen porque no se note. No en vano, tienen entrenando a su lado a un ocho veces campeón del mundo, alguien que está, sin duda, en el top 10 de los deportistas españoles de la historia.Te fijas en Castillejo aunque no quieras. Su camiseta de “El Lince de Parla” lo delata. Su pasión desmedida, también. Se está riendo, pero cuando se concentra, el mundo se para. Golpea como un grande, con una velocidad sobrehumana. Y el respeto se palpa. Si Castillejo quiere saltar a la cuerda “ahí”, el que está en ese lugar se aparta. No hay nada que decir. Y no es como cuando los niños mayores quitan a los pequeños del campo de fútbol del colegio: es una muestra de respeto tan natural que ni llama la atención.El respeto, ése que flota en el aire cargado del gimnasio del Rayo, es la base del boxeo. Los posters de Poli Díaz o de Julio César Chávez, héroes de otro tiempo, presiden la sala. En el fútbol, por ejemplo, se saludan y abrazan antes del partido y es posible que se partan una pierna mientras juegan. En el boxeo se pegan hasta vaciarse y al acabar, se dan un abrazo. Uno de verdad, de los que muestran que el respeto por el contrario sale del corazón.Castillejo pelea el día 12 de abril contra Sebastian Sylvester, el alemán que ostenta el título europeo, antes de luchar por el Mundial contra Felix Sturm. Hará ambas peleas en Alemania, ya que aquí montar una velada de boxeo es casi un delito, como dice Castillejo. Hasta que llegue ese día, Marca.com hará una serie de reportajes para ir dando a conocer quién es Javi Castillejo, “El Lince de Parla”, el deportista español más subestimado de todos los tiempos.