lunes, 17 de noviembre de 2008

El único oponente lógico para Calzaghe es Johnson


Si el campeón de los pesados Joe Calzaghe pelea otra vez, algo que muchos sospechan sucederá a pesar de que ha dejado entrever un posible retiro desde antes y después de su victoria contra Roy Jones la semana pasada, ha dejado en claro que no se tratará de una revancha contra Bernard Hopkins.

Calzaghe, claro está, obtuvo una victoria por decisión dividida contra Hopkins en abril para reclamar el campeonato de los semipesados antes de derrotar a Jones. De todas maneras, Hopkins se recuperó de la derrota del 18 de octubre para anotarse una victoria aplastante contra el campeón de los medianos Kelly Pavlik.

Con Calzaghe y Hopkins habiendo ganado impresionantes peleas y luego que su pelea de abril fuera tan ajustada, no es una locura pensar que una revancha es posible.

Aunque Hopkins dijo que viajaría al suelo nativo de Calzaghe (Gales) para la revancha, Calzaghe dice que no hay posibilidad.

"Que Hopkins se vaya al diablo", dijo Calzaghe para el periódico del Reino Unido Mirror. "Un hombre blanco le pateó el trasero. Debe aceptarlo. Es un idiota. Un completo idiota. No quiero darle una revancha. No sería una buena pelea. El muchacho es un racista. Nunca me iba a dar crédito. Cuando nos enfrentamos en Las Vegas peleó como un cobarde. Trató de robarse la pelea".

Ok Joe, dinos como te sientes.

Calzaghe obviamente aún está enojado por los comentarios de Hopkins anteriores a la pelea en donde estableció que un 'muchacho blanco jamás podría ganarme'.

Dejando la retórica desafortunada de lado, Calzaghe tiene razón en lo siguiente: una revancha sería terrible si la primera pelea aburrida es indicativa de algo.

Como Calzaghe tiene poco interés en enfrentarse nuevamente a un joven prospecto titular como Chad Dawson, quizás quiera despedirse con una pelea en Gales contra Glen Johnson de 39 años de edad, el ex campeón del mundo que aún es muy bueno

Johnson perdió una decisión controversial contra Dawson en abril pero regresó para lograr un nocaut en el cuarto round contra Aaron Norwood hace un par de días.

Calzaghe y Johnson debían pelear hace tres peleas, pero Calzaghe se retiró en cada ocasión. Tras uno de esos retiros, a Johnson se le ofreció una pelea contra un Jones en declive, a quien noqueó brutalmente.

Johnson y Calzaghe debían enfrentarse en el 2004, pero Calzaghe se retiró a causa de una lesión de mano y luego citó una lesión de espalda cuando la pelea fue reprogramada.

Nuevos planes para realizar la pelea se concretaron para el 8 de julio de 2006, en HBO, pero Calzaghe se lesionó su mano derecha y se retiró del acuerdo.

Johnson realmente apreciaría la oportunidad de enfrentarse a Calzaghe y presentó una respetuosa carta pidiéndole a Calzaghe una oportunidad, una que merece en caso de que Calzaghe decida continuar con su carrera. Esta es la carta de Johnson:

Estimado Joe, Felicitaciones por tu victoria contra Roy Jones el sábado pasado. Estoy contento de ver que finalmente se te está reconociendo por tus esfuerzos, y ahora que has logrado lo que querías contra Jones y Bernard Hopkins, creo que es hora de que tu y yo finalicemos nuestro asunto pendiente.

Estoy seguro que recuerdas, pero en caso de no ser así, previamente accediste a pelear contra mi tres veces en el pasado, y sin embargo las tres veces te retiraste de la pelea por lesiones y nunca tuvimos la oportunidad de dar a los fans la pelea que tanto esperan ver.

Bueno, ahora llegó el momento de compensar el tiempo perdido. Hiciste muchas cosas en tu carrera, pero si realmente quieres cementar tu legado, debemos pelear. Estoy al tanto que el nombre Chad Dawson fue presentado, pero yo ya lo derroté en el ring y las únicas personas que no se dieron cuenta fueron los jueces que marcaron la decisión más controversial del 2008, de hecho, 80 por ciento de los espectadores de Showtime dicen que gané yo. Pero los fans saben, Dawson sabe, y tú sabes quien ganó la pelea realmente.

Pelear contra Dawson no tiene sentido más que darle el dinero que no se merece. Para realmente demostrar el gran boxeador que eres, el mejor del mundo y de la libra por libra, pelea contra mí, contra el hombre que venció a Roy Jones y a Antonio Tarver, dos logros que no puedes reclamar. Ambos sabemos que hay mucho dinero en juego si tomas la pelea.

Ya sabes quien soy, Joe, y mi currículum habla por sí solo. Hagamos esto, no sólo por nuestros legados sino por los fans.

Fui a Inglaterra tres veces. Gané un título mundial. Tus fans me conocen, todo Inglaterra me conoce. Nadie sabe quien es Chad Dawson.

Cuando tú lo quieras, a mi me encantaría pelear contigo en Gales. Estaré allí apenas me invites.

Con respeto,

"The Road Warrior" Glen Johnson.

Me gustaría ver una pelea entre Calzaghe y Johnson y creo que hay temas pendientes entre ellos. No tengo interés en ver una revancha contra Hopkins. Y a pesar de que a mi me gustaría ver la pelea Calzaghe-Dawson, entiendo el desinterés de Calzaghe en esa pelea. Entonces, si Súper Joe decide volver a pelear (algo que realmente creo que hará) el único oponente lógico es Johnson.

El jornalero del ring


El pequeño Sento Martínez, corría el año 1983, era un mal bicho. "Un niño que ponía a caldo a los otros niños", como él mismo cuenta ahora, con la boca seca, pastosa, después de pegarle no más de tres tragos a una Coca-Cola light en un bar frente al mercado del Cabanyal poco después de correr durante 50 minutos. "Yo casi no bebo, es mi secreto", explica antes de pasar a relatar cómo fue su infancia, la de un chiquillo hiperactivo que se desfogaba zurrando a sus compañeros de la guardería. Hasta que alguien descubrió la forma de sofocarlo, canalizando toda su adrenaliza hacia el kárate, donde aprendió a pelearse con unas reglas, con disciplina y respeto por el contrario.

Ahora, 25 años después, se ha convertido en un boxeador profesional, el único que hay en Valencia, el primero que aparece en el Cabanyal desde los tiempos del legendario Pepín García Álvarez, un púgil de los años 30 que llenaba la plaza de toros de bote en bote. Ahora, corre el año 2008, se le conoce como Sento Tsunami Martínez y es un jornalero del ring, un tipo que, sin ser una estrella, tiene como oficio el pugilismo, el eje de su vida.

Su historial no es nada brillante -13 peleas para cuatro victorias (tres por k.o.), seis derrotas y tres combates nulos-, pero es feliz pudiendo vivir de los guantes. "En Valencia no hay nadie más. De 300 sólo llega uno", comenta orgulloso. Su principal virtud es su osadía. Nunca rehúye un combate y gracias a este precepto se gana un jornal. "Hay dos tipos de boxeadores, los protegidos, tíos con dinero detrás, que eligen sus rivales, y los trabajadores del ring, gente sin poder económico que nunca puede pelear en casa, que es donde se logran las victorias. Y si yo quiero ser boxeador no tengo más narices que ir a pelear contra el que sea. El que se pega con niños no es un boxeador".

Tsunami diferencia entre las metas -"ser profesional, que lo he logrado por mis huevos"- y los objetivos -sueña con disputar un título, ya sea un Campeonato de España, del Mundo Hispano o un Intercontinental-, entre los cuales se pone como culminación disputar un combate a 12 asaltos, el mejor remunerado. Ahora oscila entre los seis asaltos, dotados con 1.500 euros, y los ocho, con una bolsa de 2.500. Y así, con siete u ocho peleas al año, trabajos esporádicos como instalador de aparatos de aire acondicionado y currando de segurata en una discoteca completa un sueldo más que digno.

Para alcanzar esos siete u ocho combates trabaja como un negro. Sento Martínez habitualmente está en 68 kilos, pero el día del pesaje, la víspera de sus peleas en la categoría de superligero, se presenta en la romana con 63,5 kilos. Para ello obra siempre el mismo milagro en las semanas previas. Adelgaza a la carrera. Se toma dos rodajas de piña y sale a correr enfundado en plásticos, incluso en verano, tiene el agua restringida y sólo come un par de veces al día. Pero los milagros no existen, así que un endocrino hace el resto. Sento completa su alimentación con inyecciones de vitaminas C y B12, además de complementos de minerales, aminoácidos, potasio, hierro y un oxigenador celular. "Todo legal", se apresura a matizar para aclarar que nunca ha manchado su expediente con un positivo en los controles antidopaje.

Y desde el pesaje hasta el combate, en sólo 24 horas, es capaz de meterse cinco kilos encima. "Me hincho a comer hidratos de carbono y a ingerir bebidas isotónicas". Una vez entra en el cuadrilatero tiene la sensación de haber hecho todo el trabajo. Entre las 12 cuerdas sólo conoce un camino: pegar más que el rival. "Si hubiera ido a marcar, tendría más victorias a los puntos. Pero así tengo el público garantizado; la gente sabe que conmigo va a haber palos, me puede el temperamento", aclara antes de enumerar las tres patas de un púgil: el sacrificio, "que se consigue con el entrenamiento"; la experiencia, "que la dan los combates", y la valentía, "que la tienes o no la tienes; y yo nací con la testiculina a tope". Es un valiente. Para lo bueno y para lo malo.

Sento Martínez ha crecido como profesional atendiendo a las lecciones del maestro Fernando Riera -un boxeador pionero, de Sueca, que fue olímpico en los Juegos de Roma, en 1960-, la cabeza mejor amueblada del boxeo valenciano, y su hijo, otro Fernando Riera, otro púgil que perdió sus opciones de hacer carrera por el mundo tras ceder hace 11 años, en un polémico combate, ante Javier Castillejo, el lince de Parla. Ellos le han enseñado lo mejor de este deporte. "Yo era malo, pero el boxeo me ha hecho una buena persona", se sincera.

Lo que es incuestionable es la devoción por el boxeo de este vecino del Cabanyal. Sólo así se entiende que un buen día cogiera lo bártulos, se subiera a un avión y se marchara a vivir a la selva, en Caguas (Puerto Rico), para entrenarse en el mítico gimnasio Bairoa junto a su ídolo, Miguel el Ángel Cotto, un boxeador con un récord de 33 victorias (26 nocauts) y una derrota. Allí vivió en el campamento de Cotto, una vivienda donde duermen cuatro o cinco jóvenes en cada habitación, "gente que está harta de pegarse en Las Vegas o en el Madison".

En Caguas vivió un mes y medio muy duros. Se levantaban a las cuatro de la mañana para ir a correr y los entrenamientos en el ring se desarrollaban sobre una lona muy blanda para endurecer aún más sus piernas. "Luego, cuando boxeas en un ring normal, las piernas van solas, se mueven que flipas." Pero tuvo que volver. "Si no tuviera a mi gente en Valencia no hubiera regresado, me habría quedado allí. Aquello es un paraíso para el boxeador." Pero está su gente. Sus padres, Vicente e Inma, y su novia, Sandra. Y el recuerdo, siempre presente, de su difunto abuelo paterno. "Mi abuela siempre me dice: 'qué pena que no te vea boxear'".

Pero sigue soñando, a la espera de su momento, la gran velada. Ahora está en la segunda serie mundial y cuando alcance la primera, eso anhela, lo hará realidad. "Iré a prepararme otra vez a Puerto Rico, disputaré una muy buena pelea y regresaré con 10.000 euros en el bolsillo". Hasta entonces tendrá que seguir pegándose en Europa. Donde le llamen. O haciendo de sparring. "Te dan 120 euros por guantear con un boxeador de los buenos". Habla de los entrenamientos haciendo guantes con Mario Santiago, el campeón de Europa Leva Kirakosyan o Hoang Sang Nguyen, un español de origen vietnamita con quien se encontrará el martes en Palma de Mallorca.

Más tarde, el 2 de diciembre, se irá hasta Venecia para volver a poner la cara en el feudo de su rival. Esta vez le toca el italiano Emiliano Marsili. Allí probará suerte con la esperanza de que su croché de izquierda le dé la gloria. Y si no, da igual, atrapará la bolsa y volverá al Cabanyal. Es el jornalero del ring.