jueves, 22 de enero de 2009

LA HUMILDAD DE MARGARITO


Jairo Giraldo. La Opinión.
La preparación con todo rigor, hasta en los detalles mínimos, va a responder por el deportista, porque su carácter y sus buenas maneras hace mucho que responden por él como persona. No cambia Antonio Margarito, ni siquiera después de su victoria colosal en Las Vegas sobre Miguel Cotto, en la que se convirtió en el mejor welter del boxeo actual.
Eso, que a muchos les habría trabado los cables y les habría subido los humos, al nativo de Tijuana no le crea ninguna confusión.
Que digan que es favorito para el sábado en el Staples Center, donde enfrentará a Shane Mosley, es algo que ha oído decir muchas veces pero a lo que no le da importancia.
"Yo no cambio mi manera de ser ni mi manera de pelear. Es cierto que después de ganarle a Cotto muchas cosas cambiaron en mi carrera y en mi vida porque ése ha sido mi más grande triunfo, pero yo sigo con los pies en la tierra".
Todo humildad. Sin poses y sin alardes por lo que ha conseguido y pueda conseguir, Margarito sabe que su combate del sábado ante un guerrero de tantas batallas como "Sugar" Mosley tiene más de punto de partida que de punto de llegada.
"Sigo teniendo la misma hambre y quiero demostrar que tengo cuerda para rato. Eso lo vamos a probar", prometió el tijuanense.
Con eso, Margarito destierra de una vez el peligroso fantasma de la confianza, ese raro impostor que se mete en el vestuario y se sube al ring junto al boxeador y no se aparta hasta verlo perdido.
"No me confío y no siento que tengo ventaja. Por ahí dicen que Mosley ya está grande, pero ya él ha demostrado que ha peleado con los mejores. La única ventaja que uno tiene es la preparación, eso da la confianza".
El campeón se expresa así porque sabe que el peso del calendario en los boxeadores en estos años es un asunto muy relativo.
"Sí es por la edad, tenemos el caso de [Bernard] Hopkins, que tiene 43 años y le ganó a un peleador más joven que yo [Pavlik]. Mosley ha estado vigente y ha probado que todavía puede. No sólo a Mosley, yo a ningún contrincante le hago confianza. Primero hay que pelear".
Con 30 años y en la plenitud de su carrera, tiene la virtud del equilibrio para valorar las expresiones en su justa medida. ¿Favorito?
"Yo eso no lo tengo en cuenta ni cuando mi rival es favorito ni cuando dicen que yo lo soy. Eso no me presiona porque el trabajo hay que hacerlo es arriba del ring".
Convencido de que nadie ganó un combate antes de subir al cuadrilatero, sabe que la verdad del optimismo es la responsabilidad y el profesionalismo.
"Todo el trabajo preparatorio lo hicimos aquí en Montebello, aquí me siento cómodo con el apoyo y la confianza de la gente".
Nunca ha tenido problemas con la báscula.
"Desde que cumplí los 18 años he pesado 147 libras, y si me dicen que la pelea es hoy... estoy listo. Hemos cumplido una preparación en la que no hemos dejado ningún detalle suelto, y sólo pensamos en que llegue el sábado".
La velocidad de Mosley y su capacidad para quitarse golpes es el tema más recurrente en estos días previos al combate. Pero entre Javier Capetillo, su entrenador, y el mismo púgil han fabricado las respuestas. Lo tienen todo muy claro.
"Mosley es más rápido que Cotto y tiene más experiencia, pero lo trabajamos todo en el gimnasio para contrarrestar su velocidad. Estamos listos para mantenerle la presión y tirarle golpes sin parar".
Ése debe ser el gran examen para Shane Mosley, saber cómo contener al "Tornado" que se le vendrá encima y que mientras más avanza el combate, más arrecia y se vuelve más dañino.
"Yo no creo que uno debe ir a buscar el nocaut, ése llega solo. Yo sé que a Mosley nadie lo ha noqueado y no pronostico que lo vaya a noquear… Si el nocaut llega, será bienvenido, y si no, estamos preparados para tirar los 12 asaltos a todo vapor".
¿Y si Mosley se quita el uppercut?
"Todos los contrincantes dicen que es mi único golpe peligroso, pero lo que no saben es en qué momento les llega".
A PARTIR DE AQUÍ
"Ganarle a Mosley me colocaría en una mejor posición porque él le ha ganado a rivales como De la Hoya que antes no quisieron pelear conmigo".
Sabe que el camino del triunfo no es una elección del boxeador.
"No siempre se puede hacer un combate como aquel contra Cotto, porque todos los rivales son distintos y tienen dificultades distintas pero la gente sabe que yo siempre doy buenas peleas y soy el peleador que he sido siempre con otra estrategia para Mosley".
Margarito ya es dueño de un título mundial pero quiere sacar patente de gran ídolo de los mexicanos.
"Yo creo que ya hacía falta un campeón en esas categorías grandes, y que sea yo es un doble orgullo y todo eso me hace sentir muy feliz".
El regalo de un triunfo convincente —por cualquier vía— es la promesa de Antonio Margarito, el mejor boxeador mexicano, hoy por hoy.

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