jueves, 19 de febrero de 2009

¿Y después qué?


Por Diego Morilla
ESPNdeportes.com

Si algo tiene el mundo del boxeo que aventaja a todos los demás deportes es la posibilidad de la redención inmediata.
Un jugador de fútbol que deja pasar un campeonato deberá esperar a que las estrellas se alineen y un nuevo equipo con un balance perfecto en habilidades colectivas e individuales le abra una nueva puerta a la gloria. Lo mismo puede decirse de todos los deportes grupales y de muchos deportes individuales. Pero en el boxeo, la redención está a la vuelta de cada esquina, lista para estallar junto al crepitar de cada puño sobre la humanidad del rival.
Y en ese mismo crepitar subyacen también la perdición y la derrota, sin dudas.
No es casual que usemos la palabra "crepitar" para describir esta situación. Después de todo, ese es el ruido que hace un fuego tanto como cuando es reavivado con las ramas nuevas de la gloria recién conquistada como cuando se consume en las cenizas desfallecientes de la derrota.
Casualmente, ese es también el sonido que hace el yeso al estallar en mil pedazos tras un golpe lo suficientemente fuerte. (Cualquier similitud con la realidad actual es pura coincidencia).
En esta crepitante encrucijada encontramos hoy a dos de los púgiles más celebrados del mundo. Nos referimos a Antonio Margarito y Miguel Cotto.
Podríamos decir que hace apenas unos meses, durante su intenso combate en el Madison Square Garden, fue Margarito quien alimentó la llama de su gloria con los troncos frescos de un triunfo resonante, mientras que Cotto vio su fulgurante flama reducida a un puñado de cenizas blancuzcas.
En cualquier otro deporte, la posibilidad de una redención hubiese quedado en manos de los cientos de factores que hacen que un equipo resurja de una mala racha para retomar la senda ganadora. Pero esto es el boxeo, y en este escenario de lo inesperado cualquier brisa reaviva viejas ascuas y apaga feroces incendios con la misma facilidad.
Mucho se ha dicho ya de las tribulaciones en las que Margarito se ha metido (solo o con la ayuda de su entrenador, es debatible) con su desgraciada decisión de sobrecargar sus guantes antes de su combate con Shane Mosley. Las consecuencias de esa decisión y de su posterior derrota ante "Sugar" ya han sido analizadas en profundidad. La intención de esta columna es analizar el posible futuro de Miguel Cotto.
A primera vista, las desgracias de Margarito no deberían afectar negativamente el desarrollo de la carrera de Cotto, más allá de la probable suspensión de su combate planeado para el próximo mes de junio. A pesar de que Margarito vislumbra la posibilidad de combatir en México, no creemos que Cotto vaya a darle la ventaja de pelear en su tierra natal y bajo sus condiciones. Y si bien es cierto que resulta frustrante ver cómo su posibilidad de revancha se desvanece en el aire, las demás posibilidades que se le abren en el camino pueden compensar fácilmente esa desazón.
Exploremos por un momento las opciones de Cotto en este momento de su carrera.
MargaritoEmpezaremos haciendo algo que nadie debería hacer en el boxeo (consejo para los jóvenes pugilistas que leen esto: no intenten hacer esto en su casa): miraremos más allá de su (casi insignificante) pelea con Michael Jennings. Es cierto, el británico está casi invicto, pero no ha peleado nunca fuera de Gran Bretaña ni ha tenido nombres de mínima relevancia en su currículum, y no hay razón para pensar que Cotto lo aplaste sin más trámite para alzarse con la faja vacante de la OMB.
Lo que realmente nos interesa, entonces, es su siguiente combate, que dependiendo del renombre de su rival puede llegar a cimentarlo como el hombre a vencer en la siempre competitiva división de las 147 libras.
De los pesos welters actuales más relevantes cuyo apellido no sea Mayweather, Cotto ha derrotado a los más destacados con la excepción de Margarito, y esa victoria está ahora sumergida en las sombras de la duda por la manipulación de los vendajes del mexicano. Quintana, Judah, Mosley y otros de menor valía han sido despachados por Cotto en su momento, y entre los retadores veteranos solamente Joshua Clottey representa una verdadera amenaza.
Entre los retadores más jóvenes, es claro que solamente André Berto es el hombre a quien Cotto debería tener en cuenta como probable rival de peligro. La reciente y excitante victoria de éste ante Luis Collazo dejó abierta la puerta para que sea Cotto quien vengue a su coterráneo y se alce a la vez con otro logro importante en su carrera. El ex olímpico haitiano-americano es una estrella en ascenso, y una victoria ante él transformaría a Cotto en el púgil de mayor estatura en su división.
De todos modos, esa es la pelea más difícil de lograr. Ambos son jóvenes púgiles que tienen todavía sus mejores años por delante, y seguramente esperarán a consolidar sus carreras antes de afrontar un compromiso semejante. Por ahora, la mejor posibilidad para Cotto sería enfrentar al ganador de un posible encuentro entre Mosley vs. Clottey, una auténtica batalla de veteranos que puede significar el fin de la carrera para el eventual perdedor. A pesar de que no hay menciones de que ese combate esté siquiera siendo planeado (es tan solo un fruto más de nuestra febril imaginación), es perfectamente posible que se haga, dado que Mosley no tiene rivales a la vista.
En esta lotería de rivales, no debemos soslayar la importancia de los rivales más duros de todos los boxeadores: los promotores. El "Factor Arum" es también un asunto a considerar en este intríngulis. El locuaz promotor está a cargo tanto de Margarito como de Cotto, y su airada defensa de Margarito durante sus problemas recientes puede afectar el modo en que se desarrollen los acontecimientos. Arum ha llegado a decir que buscará todas las opciones que sean necesarias para que Margarito vuelva a los cuadriláteros lo antes posible, y eso puede hacer que el púgil mexicano termine ponderando opciones que lo alejen más y más de su revancha con Cotto.
Por otra parte, y en detrimento de lo dicho anteriormente, es posible que Arum falle en su intento por resucitar la carrera de Margarito y termine poniéndole más atención a Cotto, consiguiéndole mejores peleas y transformándolo en el principal boxeador de su establo cuyo apellido no sea Pacquiao. Y ya que estamos en el tema&.
Frenemos nuestro entusiasmo por un minuto. A pesar de que miles de fanáticos harían fila durante semanas para conseguir un boleto apenas se anuncie un combate entre Cotto y Hatton o Cotto y Pacquiao (dos auténticas peleas de ensueño), esos combates están a muchos miles de dólares de distancia como para ser considerados actualmente. Soñar no cuesta nada, pero no es bueno confundir una ilusión con un pagaré. Remitámonos mejor a las opciones más inmediatas, y encontraremos peleas igual de excitantes pero mucho más factibles.
Cualquiera sea el final de esta novela, es claro que este entuerto le abre el camino a Cotto para limpiar su nombre de manera definitiva y colocarse nuevamente en la cima del boxeo. Si todo esto se da a su debido tiempo, Cotto puede estar en un lugar aún mejor que antes de su combate con Margarito: virtualmente invicto, con su única derrota en duda ante las obvias sospechas que pesan sobre Margarito (y que le pesarán durante el resto de su vida) y con el esperado combate ante Floyd Mayweather como su única barrera hacia la consagración total y definitiva como el mejor welter de su generación y como garantía de su candidatura a ser uno de los mejores de la historia.

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