miércoles, 8 de abril de 2009

"Casi se me escapa alguna lagrimita"


Jesús Mínguez As.com

El combate que hacía el número 72 en la carrera de Javier Castillejo no se le olvidará nunca. Y eso que no había título en juego. El pasado sábado, ante más de 6.000 personas y en un ambiente excepcional, el boxeador español más laureado de la historia (seis veces campeón del mundo del superwelter y dos del medio y seis veces campeón de Europa del superwelter), sintió el calor de una afición que le adora.
"Sentí mucha emoción después de más de tres años sin boxear en Madrid, y además en La Cubierta de Leganés. Al salir, me emocioné mucho, me vinieron a la mente muchos recuerdos, como el día que me proclamé campeón del mundo ante Mullings en 1999. Confieso que casi se me escapa una lagrimita", relataba El Lince con la sonrisa en la boca y el pómulo izquierdo inflamado ya en el vestuario, feliz por el cariño aunque un pelín disgustado por el resultado de nulo del combate contra Pablo Navascués, otro madrileño, valentísimo, de 33 años que vivió su gran noche y demostró que no iba de comparsa. "Estuvo valiente y manejó bien las piernas. Dio la talla", analizó el de Parla.
"No estoy muy de acuerdo con el resultado. La primera fase de la pelea quizá se la llevó Navascués, pero la segunda fue mía. Le cogí en varios asaltos con izquierdas que conectaron muy bien Y en el noveno asalto estuve a punto de tirarle, pero fue un gran combate y el público disfrutó, que es de lo que se trataba. Los resultados ya no importan", explicaba Castillejo, de 41 años y 21 como profesional. Con Marta, su esposa, e Isabel, su madre, al lado. Ellas tampoco quisieron perderse su penúltima exhibición: "Ahora me imagino mi despedida como una fiesta para todo el mundo, a lo grande. A ver si Ricardo la monta pronto, espero que no se demore, que sea antes de final de año y en La Cubierta".

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