miércoles, 15 de abril de 2009

GRACIAS, ÓSCAR


Dan Rafael, ESPN.

La primera vez que vi a Oscar de la Hoya fue pocos días antes de su primera pelea con Shane Mosley en junio del 2000. Yo estaba en la sala de prensa del Staples Center en Los Ángeles, que estaba albergando su primera pelea, cuando el promotor Bob Arum de Top Rank me llamó y me presentó al Golden Boy.
"Él es Dan Rafael, el nuevo tipo de boxeo de USA Today", le dijo Arum a De la Hoya.
De la Hoya estrechó su mano ofreciendo su clásica sonrisa, y me dijo, "Supongo que eso quiere decir que estaremos hablando mucho, ¿no es así?"
De la Hoya no se equivocaba. Durante los siguientes nueve años que cubrí a De la Hoya para USA Today y ahora para ESPN.com, lo entrevisté incontables veces. He escrito centenares de miles de palabras sobre él y sus peleas. No todas fueron necesariamente de su gusto, pero si hay algo que debo decir es que muy rara vez dejó de comportarse como un caballero. Siempre se ha portado así con los medios, los que por cierto le entregaron su buena cuota de críticas, algunas bien merecidas -- pero definitivamente no todas. Sin embargo, De la Hoya casi siempre se comportó como un verdadero profesional.
Muchos atletas profesionales podrían aprender de él. Y esa es solamente una de las razones por las que lo echaré de menos como boxeador activo.
El martes en la ciudad de Los Ángeles, en una conferencia de prensa de televisación nacional, De la Hoya, de 36 años, anunció lo que la mayoría esperaba escuchar. Se retiró del boxeo, el implacable deporte en el que se inició a los cinco años, y el deporte que lo convirtió en un acaudalado icono internacional.
Primero vino la conmovedora ceremonia a poco más de 100 yardas de su estatua, que adorna la entrada del Staples Center. De la Hoya habló sobre su decisión y su amor por el boxeo, y por momentos se le quebraba la voz.
Su socio y gran amigo Richard Schaefer también habló, al igual que el alcalde de L.A., Antonio Villaraigosa; el presidente de AEG, Tim Leiweke, quien administra el Staples Center y también es socio de De la Hoya; el jefe de HBO PPV, Mark Taffet; la esposa de De la Hoya, Millie; y su padre, Joel De la Hoya Sr., quien dijo, "Gracias a Dios que llegó la hora de que mi hijo se retire".
Cada uno le rindió homenaje al muchacho de East L.A., quien se convirtió en el héroe de millones de personas, especialmente entre los Mexicanos-Estadounidenses. Después de la ceremonia y decenas de entrevistas, De la Hoya habló por conferencia telefónica con los reporteros que no pudieron asistir, a muchos de quienes conoce desde hace años.
"Fue una decisión muy emocional y difícil para mí, pero he llegado a la conclusión de que me retiro como boxeador", dijo De la Hoya. "Ni siquiera es fácil hablar de esto, porque cada vez que lo pienso o lo menciono, recuerdo que esto ha sido mi vida los últimos 32 años y saber que nunca volveré a ponerme los guantes, que nunca volveré a sentir la misma adrenalina que uno siente cuando pelea, es difícil.
"Creo que tomar esta decisión era justo para mí para y mis seguidores porque me duele ya no poder competir al máximo nivel. Cuando entro en el ring, no soy yo, no soy el luchador que muchos veían mientras crecían. De modo que esa fue una de las razones por las que decidí retirarme, junto con muchas otras. Estoy seguro de mi decisión. Estoy convencido de que no regresaré jamás. Es un momento agridulce para mí, pero en realidad creo que he tomado la decisión correcta".
Bien por De la Hoya, por haberse alejado bajo sus propias condiciones. Siempre me ha agradado y estoy contento por él. Irte bajo tus propios términos, ya sea como boxeador o en cualquier otra profesión, es poco común.
Y De la Hoya no le debe nada a nadie. Puede irse con la cabeza en alto con una carrera memorable, habiéndose convertido en el boxeador más popular de su época.
Tal vez no fuera el mejor de los mejores, y tal vez perdió algunas de sus grandes peleas, ¿y qué? Se animó a ser grande. Peleó contra todos, y fue increíblemente bueno. Ese gancho izquierdo era una belleza.
"He logrado un par de cosas en mi carrera", dijo. "Tal vez de lo que más me enorgullezco es de haber subido divisiones y haber peleado en seis categorías diferentes. No todos los días puedes ver a un boxeador intentando competir en tantas divisiones".
Sufrió duras derrotas -- la paliza que le dio Manny Pacquiao en diciembre, que acabó por impulsar su retiro, más sus derrotas ante Floyd Mayweather, Bernard Hopkins, Mosley (dos veces) y Félix Trinidad. (Vamos, todos sabemos que venció a Trinidad y le robaron el triunfo.)
Pero también tuvo gloriosas victorias ante Fernando Vargas, Ike Quartey, Pernell Whitaker, Julio Cesar Chávez (dos veces) y otros. De la Hoya sin duda entrará en el Salón de la Fama en la primera votación, y tendrá mi voto.
Lo hizo todo.
Ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1992, que, como todos sabemos, le dedicó a su madre, Cecilia, quien murió de cáncer no mucho antes de los Juegos Olímpicos.
Como profesional, ganó 10 títulos mundiales en seis divisiones. Y aunque nos encontremos en una era de títulos desvalorizados, no deja de ser una hazaña impresionante. Después de todo, nadie más lo ha hecho. Sí, De la Hoya no era considerado el mejor en peso ligero júnior o peso mediano, las categorías más extremas en las que ganó cinturones, pero sin duda fue considerado el No. 1 de peso ligero, welter junior, welter y mediano junior por un tiempo, las otras divisiones en las que ganó títulos.
En el camino, De la Hoya se ganó millones de seguidores y millones de dólares, gracias a sus aficionados. Estamos hablando del boxeador que generó más ingresos en la historia del boxeo. Llegando justo en el momento indicado, cuando los pay-per-view estaban explotando y los hispanos estaban comenzando a tener flexibilidad financiera, sus 19 eventos de HBO PPV generaron un récord de 14.1 millones compras y $696.4 millones en ingresos brutos. Esta cifra no incluye el resto de sus peleas ni las ganancias que sus combates PPV generaron con la venta de boletos, patrocinadores, derechos de televisión extranjera y otros flujos de ingreso.
Las cifras son impresionantes, incluso más impresionantes que los títulos que ha ganado. Están quienes menosprecian los considerables logros de De la Hoya en el ring diciendo peyorativamente que solamente era una gran atracción, no un gran boxeador.
De la Hoya no lo considera un insulto. Cuando le pidieron que reaccionara a esta valoración de su carrera, De la Hoya, siempre caballero, dijo, "Gracias por verme siempre, gracias por convertirme en una atracción, gracias por creer en mí, gracias por estar ahí. He tenido la oportunidad de enfrentarme a campeones mundiales. Muchas veces gané. Otras perdí. Pero estoy satisfecho porque al menos lo intenté. Intenté hacer lo imposible, y no muchas personas hacen eso. Así que si la gente quiere recordarme como una atracción, estoy contento de haberles brindado tanto entretenimiento".
No obstante, el retiro de De la Hoya tiene un sabor agridulce porque era bueno para el boxeo y bueno para los negocios. Llevó el deporte en sus espaldas durante años, por lo que deberíamos estarle agradecidos. ¿Cuántos otros retiros de boxeadores saldrían en vivo por ESPNnews hoy en día? Ninguno.
Definitivamente echaré de menos cubrir sus peleas porque eran eventos monumentales. Recuerdo que una vez, en la pesada para su combate con Vargas en el Mandalay Bay de Las Vegas, varias jóvenes bonitas lanzaban sostenes y ropa interior desde las gradas en una peculiar demostración de devoción. No es algo que se ve todos los días en una pesada.
Si eras escritor de boxeo, sabías que al menos un par de veces al año cubrirías uno de los eventos más importantes en el mundo del deporte, algo de lo que todos estarían hablando y era grandioso vivirlo en primera fila. Era emocionante ser parte de eso.
Algún día, alguien llenará los zapatos de De la Hoya, como Sugar Ray Leonard surgió tras el retiro de Muhammad Ali, y Mike Tyson después de él. Cuándo, no puedo saberlo, pero nunca es demasiado pronto.
Sin embargo, De la Hoya (39-6, 30 nocauts) eligió el momento justo para despedirse. Después de la terrible paliza que le dio Pacquiao, de contextura mucho más pequeña, hasta derrotarlo por nocaut en el octavo round en diciembre, De la Hoya le dijo al entrenador de Pacquiao, Freddie Roach --uno de los tantos ex entrenadores de De la Hoya-- que ya no lo tenía. Pero en lugar de hacer un anuncio en caliente del que luego podría arrepentirse, De la Hoya se tomó su tiempo. Y recién cuando estuvo listo, cuatro meses después, anunció que se retiraba.
Sé que a De la Hoya le fue difícil tomar la decisión. Pude sentirlo en su voz durante una entrevista que le hice a mediados de febrero, la primera que dio tras bajar del ring contra Pacquiao. Me di cuenta que la decisión le estaba dando problemas cuando cené con él en Houston a fines de febrero.
Pero cuando estuve con él la semana pasada en Las Vegas, adonde viajó para promocionar Paul Williams-Winky Wright, parecía estar más en paz. Dijo que había tomado su decisión y se sentía cómodo con la misma, aunque aún no estaba dispuesto a darla a conocer.
Se la guardó para el sentido anuncio del martes. Debo reconocer que al verlo por ESPNews, en un momento se me hizo un nudo en la garganta mientras lo escuchaba decir adiós.
Dijo que aunque se tomó su tiempo para tomar la decisión, su brutal derrota ante Pacquiao lo ayudó a retirarse.
"Estaba buscando la estrategia perfecta para salir", dijo. "¿Cómo me retiro? ¿Cómo sucede? ¿Qué tiene que pasar? Porque los atletas somos muy obstinados. Nunca sabemos cuándo es suficiente. Caer ante Pacquiao me ayudó a decir basta, ya no lo tienes. Puedo poner cualquier excusa que quiero, pero me ha llegado el momento".
Tal vez, como lo hicieron tantos boxeadores antes que él, De la Hoya termine regresando, aunque sin duda sonaba convencido de que no lo haría.
"La tentación está. No sé qué es lo que sentiré dentro de una semana, dentro de un mes. Pero siempre he tenido un plan, no sólo en el boxeo, sino en la vida", dijo. "Estoy 100 por ciento convencido de que no regresaré. He ganado mucho dinero y lo he ahorrado. Esa es la razón por la que no volveré a pelear. Estoy seguro de que estoy tomando la decisión correcta por mi salud y entiendo que ya no estoy compitiendo al máximo nivel. Duele mucho. Me está comiendo por dentro, pero la decisión la tomé yo solo, ni por mis amigos, ni por mi padre, ni por mi esposa.
"Estoy muy entero. Sigo bien físicamente. Siento que sigo intacto. Creo que he salido muy bien de un deporte difícil, en el que he estado compitiendo al más alto nivel durante mucho tiempo".
Ahora que De la Hoya se ha retirado ileso, algo que no hubiera sido así de no haber salido a tiempo, podremos hablar de todos los recuerdos que nos dejó durante años.

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