miércoles, 27 de mayo de 2009

El Lince cuelga los guantes


Jesús Mínguez As.com

La penúltima, al cabo, fue la última. Francisco Javier Castillejo, el mejor púgil español de la historia, cuelga los guantes, se baja del ring, pero no tira la toalla porque quiere seguir ligado al boxeo. "Después de hablar con mi preparador, mi familia y la gente que me quiere hemos decidido que ya he peleado bastante. He hecho más de lo que quería y pensaba. Lo he conseguido todo, gracias a Dios. Así que, ¿para qué seguir?", se interroga con 41 años, 21 como profesional, seis títulos de campeón del mundo del superwelter y dos del medio, seis de campeón de Europa del superwelter, uno de campeón de España del superwelter y dos del Nacional del welter a sus espaldas.
El pasado 4 de abril, en La Cubierta de Leganés, Castillejo decía que había sido su "penúltimo" combate, que quería despedirse con una auténtica fiesta. Pero aquello salió tan bien, el nulo con Pablo Navascués fue un espectáculo tan grande, que era difícil superarlo. Ricardo Sánchez Atocha, su preparador y su sombra, le ha convencido para dejarlo, aunque él se encuentre como un toro.
Los ochenta.
Se pone así fin a una historia que comenzó a escribirse en los ochenta, cuando las calles eran efervescentes y la vida corría deprisa. Javi llegó a Parla, al extrarradio de Madrid, con 12 años, procedente de Alemania donde emigraron sus padres. "Yo hice diez minutos de EGB -bromea ahora-. Cursaba octavo y tuve un problema con un maestro con 14 años. Me dio un bofetón delante de la gente y sentí rabia e impotencia. Salté la valla del colegio, llegué a mi casa y le dije a mi madre que no volvía. Trabajé en lo que salía, aprendí el oficio de pintor con un tío mío y luego entré en el gimnasio. Comencé a boxear con 16 años".
Era la época en la que Enrique Sarasola apadrinaba a Poli Díaz, el Potro de Vallecas, y el glamour y la movida se acercaban al ring. "En los ochenta no había televisión, pero sin embargo teníamos apoyo y muchas veladas. Un chaval se calzaba los guantes con ilusión porque boxeaba todos los meses. Ahora un profesional pelea una vez cada seis meses. Es una pena", recuerda.
Reconocimiento.
El Lince ("el apodo me lo pusieron los amigos del barrio por la mirada, por lo astuto que era en la calle") paladea ahora su carrera con un regusto entre dulce y amargo. Le sabe bien porque ha sido una historia de éxito. "El boxeo me lo ha dado todo en la vida: salud, estabilidad, el ser mejor persona, el respeto hacia mis contrarios, títulos, fama entre comillas Y dinero. Aunque no es lo que se imagina la gente, no me puedo quejar. Eso sí, si hubiera sido boxeador en Francia, Alemania o Inglaterra ya sería Príncipe de Asturias del Deporte que, por cierto, no sé por qué no me lo dan", apunta.
Pero también le saben mal muchas cosas. Sobre todo, ese estado de semi clandestinidad al que se ha relegado la que ha sido su profesión. "Esta es la peor época. Las teles no quieren saber nada y me gustaría hablar cara a cara con el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, que prohíbe a los niños ir al boxeo. ¿Por qué? ¿Por qué ven el pressing catch, que es todo mentira y a saber cómo van? El boxeo es de caballeros. Yo llevo 21 años demostrando que no es lo que piensa la gente. ¡Si es olímpico!", se queja este deportista que cierra su carrera con 72 combates (62 victorias, 8 derrotas y 2 nulos). Y sólo una vez fue noqueado, por Sebastian Sylvester, cuando en su segunda juventud perseguía el Europeo del medio en 2008.
"¿Cómo serán ahora sus días?, Javi". "Aburridos (se ríe). Es complicado decir adiós. Mi meta es montar una escuela de boxeo en Parla. Enseñar a los niños lo que he aprendido. El ayuntamiento no me apoya, así que tendré que tirar de mi bolsillo y de los bancos". El último guerrero, se marcha contento ("me he asegurado mi futuro"), pero deja un hueco tan grande como su palmarés.

Los lugares y personajes clave en la carrera de "El Lince"

Ángel Díez "Disputé con él mi primera pelea profesional en 1988. Pasé muchos nervios. Fue en el Gimnasio Moscardó, ante muchísima gente. Hicimos seis asaltos. Gané 60.000 pesetas y le compré un vídeo a mi madre".

Marta "Mi mujer, mi apoyo, mi sombra. Gracias al boxeo la conocí, en El Espinar. Nos casamos hace trece años y tenemos dos hijos, Saray y Javi, que me dan energía".

Ricardo Sánchez Atocha "Es el maestro, la sabiduría. Profesional como pocos. Testarudo, pero siempre sabiendo lo que quiere. Lucha por sus boxeadores y eso es importante. No se entiende mi carrera sin él. Una mitad de Castillejo es de Ricardo Sánchez Atocha".

Julio César Vásquez "Uno de los boxeadores más fuertes con los que he peleado. Zurdo, agresivo, con una tremenda velocidad y mucha pegada. Tenía un montón de victorias por KO, era un pegador y contra él disputé mi primer Mundial en 1993, en Leganés, que perdí a los puntos".

La Cubierta de Leganés "Es mi segunda casa. Allí me proclamé campeón del mundo, he realizado defensas y es donde he subido al cielo. Siempre me he sentido bien ahí, con un feeling especial".

Keith Mullings "El prototipo de boxeador: negro, campeón del mundo, tan fantasma como en las películas. Ganó a Terry Norris, una estrella, y se proclamó campeón. Vino a Leganés en 1999 como si fuera de vacaciones, se relajó, yo me entrené a tope tres meses y me quedé el cinturón. Mi primer Mundial. ¡Y los tíos del Consejo se querían llevar el cinturón para dármelo después! Ni hablar, me encerré en el vestuario y de allí no salió".

Las Vegas "¡Es lo más grande del mundo! Le aconsejo a todo el que pueda que vaya una vez en la vida. Eso hay que verlo. Y no sólo por el boxeo. ¡Ja, ja! Algo me gasté en los casinos, aunque Sánchez Atocha se dejó más".

Óscar de la Hoya "Una gran persona y un gran deportista. Un ejemplo a seguir. Quizá fue mi gran momento porque fui a pelear contra él en Las Vegas, en el año 2001, siendo yo campeón y él aspirante. ¡Una pasada! Eso fue muy grande".

AMSET "Es un gran grupo de rock, gótico, en el que toca Richi, el hijo de mi preparador. Son unos chavales jóvenes que tocan fenomenal y que me hicieron la canción de Lince, la que ha sonado cuando entro en el ring en los últimos tiempos. Me falta una de Sabina".

Atlético de Madrid "Soy del Atleti, me gusta y soy de la época de Jesús Gil. Con él pasé unos años muy bonitos. Ahora podré ir más al Calderón a ver al equipo".

Los toros "Son mi pasión. El boxeo tiene mucho del mundo taurino: es muy difícil llegar. Hay muchos aspirantes, pero sólo triunfa uno; hay que entrenarse mucho en el campo o en el gimnasio. El torero está solo en la plaza y el púgil, en el ring. Esa soledad es casi, casi igual".

Alemania "Buenos recuerdos. Viví ocho años allí, de los cuatro a los doce. Lo que es el destino: en el 2006 volví para boxear contra Felix Sturm, en Hamburgo, para hacer un campeonato del mundo. Allí me lancé a hablar en alemán y casi me adoptan".

Mariano Carrera "Fue un púgil que jugó sucio. Me quitó el Mundial del medio en 2006 y luego se demostró que estaba dopado. Yo siempre he jugado, ganado y perdido limpio. Los hombres se visten por los pies. Yo al menos entiendo así la vida".

Sebastian Sylvester "Sentí confusión, pensé mucho. Aquello fue un accidente, el primer KO que sufría, ya en el año 2008 y con mi carrera muy avanzada, pero el boxeo es así".

Pablo Navascués "Contra él disputé mi último combate. La gente respondió en La Cubierta. Nos lo pasamos muy bien, aunque no estoy de acuerdo con el nulo. Pero era una fiesta entre dos púgiles de Madrid y se resolvió con un empate".

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