viernes, 28 de agosto de 2009

EL CAMPEÓN DEL MUNDO DEL SEMIPESADO ATENDIÓ A MARCA EN EL VICENTE CALDERÓN



DAVID MENAYO. MARCA.com


La gente le ve por la calle y no le reconoce, pero Gabriel Campillo ha conseguido hacer realidad su sueño de proclamarse Campeón del Mundo del semipesado por la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Tras esa coraza de tipo duro, 'cara bonita', como le apodan en el mundillo, se esconde un tipo sensato, tranquilo y familiar. Tras una semana de vacaciones en Levante, Campillo ha vuelto a las duras jornadas diarias de entrenamiento. El púgil madrileño hizo un alto en su puesta punto para conversar con MARCA en el Vicente Calderón.
No se considera futbolero, pero sí que reconoce que el cariño por los colores rojiblancos es una herencia más de su padre, como la pasión por el boxeo. "Hacía tiempo que no venía al Vicente Calderón y viéndolo desde aquí abajo, impresiona", señala Campillo en la sesión de fotografía. "Me imagino las gradas llenas coreando mi nombre y se me ponen los pelos de punta. ¿Si sería capaz de llenar las gradas con una velada? Por supuesto", señala decidio el boxeador.
Tras posar con el cinturón que le reconoce como campeón del semipesado, Campillo nos apunta que la vida del boxeador "es muy dura. De lunes a viernes entreno en doble sesión y el sábado por la mañana; sólo dejamos descansar el cuerpo el domingo". Hasta tres kilos de peso nos confiesa que puede perder Gabriel en cada sesión de entrenamiento, siempre supervisada por Ricardo Sánchez Atocha, a quien considera su "manager, preparador, amigo y persona de confianza junto a Javier Castillejo, el boxeador más grande que ha dado nuestro país y de quien aprendo cada día".
Gabriel se proclamó campeón del mundo en junio. "No me lo esperaba pero tampoco me sorprendió. Sabía que llegaría el momento y cuando pasó el tren lo cogí en marcha", señala. A mediados de agosto, tuvo que viajara a Kazajistán para revalidar su título. "Lamentablemente, no hay opción de pelear en España porque las televisiones no apuestan por el boxeo y si no sales en televisión, no eres nadie. Pelear fuera es lo que da dinero y prestigio. Da envidia ver cómo te tratan cuando vas a pelear por ahí. En España no somos nadie y fuera somos estrellas", lamenta Gabriel.
A pesar de su méritos, será a partir de ahora, cuando pueda negociar un buen combate, cuando comience a ganar dinero. Gabriel sabe en qué invertirlo, en una casa para su familia, su punto de apoyo. Tiene una mujer que le sigue allá por dónde pelee -"aunque sufre mucho viéndome", señala- y dos hijas, Laura y Thais, su gran amuleto. "Me escribo sus nombres en los nudillos antes de salir al ring y luego salgo enchufado".
Fuera del ring, Gabriel se define como un tipo "tranquilo, familiar, sencillo". Como buen boxeador, su película preferida es 'Million Dollar Baby' y en cuanto a gustos musicales, se decanta por la música negra y el hi-hop. Es curioso, por cierto, el parecido con el cantante Chojín. "Me han dicho varias veces que me parezco a él. (se ríe). ¿Cantar con Chojín? Prefiero estar de acompañante o bailando". Lo que está claro es que lo suyo es boxear y si el cuerpo se lo permite, lo hará durante mucho tiempo. Suerte campeón.

Son innecesarios los organismos que rigen el boxeo: Beristáin


Carlos Hernández

Los organismos que rigen el boxeo no son necesarios, pero “siguen existiendo porque representan un negocio muy rentable. Los dueños ganan mucho dinero sin tirar un solo golpe, viajan en primera, se codean con presidentes y les viste decir que son los dirigentes”, señaló el mánager Ignacio Beristáin.
Puso como ejemplo que la contienda entre su pupilo Juan Manuel Márquez y el estadunidense Floyd Mayweather será por un título de la revista The Ring, que, al contrario de lo que hacen las entidades boxísticas, no quitará ningún porcentaje del sueldo de los peleadores.
“Lo más importante aquí son los pugilistas... y luego la HBO, que organiza las peleas y da buenas bolsas –agregó el manejador–. Los boxeadores no tienen que pagar ningún dinero, nada de cinturones verdes ni de diamante ni nada.
“El púgil es el protagonista, el que genera dinero, pero al final tiene que pagarle al entrenador, mánager, apoderado, impuestos, asesor, al organismo que sanciona la pelea y cositas que salgan por ahí, lo que viene siendo muy oneroso. Algunos boxeadores tendrían que pagar de su bolsillo para poder realizar el combate.”
Además de recibir dinero por sancionar una pelea, lo que en las grandes contiendas significa miles de dólares, los organismos boxísticos realizan “tráfico de influencias” con sus apoderados amigos.
“Los organismos son como los gobiernos: les dan chance a sus cuates y entonces surgen los Mendoza, los Beltrán, los Huízar y empieza lo que se llama tráfico de influencias. Se vuelven amigos o cómplices y les autorizan todo. Por eso el boxeo está contaminado, en una etapa crítica, en una crisis moral”, expresó.
–Entonces surgen los accidentes o inclusive las muertes en el boxeo.
–Exacto. A los traficantes de influencias les permiten todo y se dan esas peleas desniveladas. Buscan muchachos que lleven muchas peleas perdidas... y se los autorizan para beneficiar a sus boxeadores. Algunos hasta dicen ‘oye ve al panteón a ver si me encuentras a un muerto’...
“Esa crisis se veía venir. La meca del boxeo es Las Vegas, donde hay entradas de 25 mil personas. Aquí pones un campeón del mundo y la gente ni con los boletos regalados quiere ir.”
Beristáin menciona que Dinamita Márquez enfrentará “al mejor del mundo”, mientras boxeadores representados por otros promotores cercanos a los organismos enfrentan rivales fáciles para asegurar su victoria y mantener el negocio.
“Juan Manuel va contra el mejor del mundo, no como uno de los contrarios que le traen a (Édgar) Sosa. Estaría feliz de la vida si peleara con uno de los rivales que tuvo en algún tiempo Ricardo López y caminar a la segura del vestidor al ring.
“Pero caminar con el culo en la mano porque sabes que vas a enfrentar al mejor boxeador del mundo es lo que genera el interés de todo el mundo, no nada mas de Latinomérica. Juan no es el Canelo (Álvarez) ni es Julito (Julio César Chávez junior) ni es Sosa. Juan está enfrentando a rivales reales y ahora va contra un cabrón que tiene 50 peleas, que ha ganado 49 por nocaut y al último por poco y lo mata”.