jueves, 11 de febrero de 2010

Douglas vs. Tyson 20 años después



Por Jeremy Schaap
Especial para ESPN.com

A través de la historia, el hombre ha luchado por darle sentido al mundo que lo rodea, por explicar fenómenos que están más allá de su capacidad de entendimiento. Eclipses completos. El cometa Halley. Plagas, sequías, inundaciones y muchas cosas más han inspirado leyendas y mitos que, en su raíz, reducen lo insondable a un nivel de entendimiento acorde a nuestra capacidad de comprensión.
Ese ha sido el caso con la épica victoria de Buster Douglas ante Mike Tyson desde que ambos peleadores se encontraron en un ring el 11 de febrero de 1990 en Tokio. Para justificar una victoria sorpresiva de semejante magnitud (el equivalente deportivo de un milagro de Dios) se creó un catálogo de mitos, que luego se fue nutriendo y popularizando. Pero ahora, 20 años después de que Tyson fuese declarado noqueado, el público necesita desestimar esos abusos y malas impresiones. Los mitos deben ser derribados.

Mito No. 1: Douglas era un vago sin talento
Por el contrario, James "Buster" Douglas era un boxeador de una enorme habilidad natural que había tenido mala suerte en su carrera por una falta crónica de dedicación. Su amplia lista de dones incluye un gran tamaño (sus manos son enormes), un devastador jab, y mucha rapidez y potencia. Derrotó a cuatro hombres que fueron campeones mundiales en algún punto de sus carreras: Mike Tyson, Trevor Berbick, Oliver McCall y Greg Page.
Peleando ante Tony Tucker, quien en ese momento tenía marca de 34-0, por el título vacante de la FIB en 1987, Douglas estaba ganando la pelea hasta el noveno asalto cuando Tucker lo noqueó en el 10mo. En la siguiente pelea de Tucker, éste llegó a la distancia en su derrota ante Tyson.

Mito No. 2: Tyson estaba fuera de forma
En ese momento, algunos expertos pensaron que Tyson había entrenado demasiado fuerte en lugar de demasiado ligeramente. Miren la pelea. Los músculos de Tyson son enormes, y casi no tiene grasa en su cuerpo. Pesó220½ libras, apenas 1¼ más de lo que había pesado siete meses antes cuando noqueó a Carl Williams en 93 segundos y solamente dos libras más de lo que había pesado 20 meses antes cuando noqueó a Michael Spinks en 91 segundos. Si Tyson hubiese estado en mala forma no hubiese podido durar 10 asaltos ante un oponente que lo estuviese castigando tan duramente. Mentalmente, no hay duda de que Tyson no estaba preparado. Fue inconcebible para él que Douglas pudiese vencerlo. Pero ese tema es diferente, y un campeón siempre debe esperar que su retador esté inspirado.

Mito No. 3: Douglas tuvo suerte
La suerte no tuvo nada que ver con la victoria de Douglas. A veces, un peleador gana un campeonato con algún golpe suelto (vean la pelea entre Oliver McCall y Lennox Lewis). Pero Douglas dominó a Tyson. Fue mejor ofensiva y defensivamente. Lanzó y conectó más golpes. Sus golpes llevaban más potencia. Castigó a Tyson con su jab. Su altura y su ventaja de alcance mantuvieron frustrado a Tyson. Tyson no conectó ningún golpe que lastimara a Douglas hasta que lo derribó en el octavo asalto. Douglas también ejecutó un plan brillante a la perfección. Desde la campana inicial, se rehusó a permitir que Tyson lo intimide. Arremetió contra el toro en lugar de dejarse atacar. Estratégica, táctica y físicamente, Douglas superó a Tyson.

Mito Nº. 4: Tyson noqueó primero a Douglas
Cuando Douglas fue derribado al final del octavo asalto, pareció tener la mente clara luego de la cuenta del réferi. La cuenta estaba uno o dos segundos por detrás de la cuenta del cronometrista, pero eso no es muy inusual, y Tyson se tardó en retroceder hasta el rincón neutral. La única responsabilidad del boxeador es superar la cuenta (lo cual Douglas hizo con deliberada calma). Cuando la AMB y el CMB (probablemente a pedido de Don King) intentaron negarle a Douglas su victoria debido al conteo erróneo, las quejas del público y la prensa lo forzaron a retractarse.

Mito Nº 5: Evander Holyfield probó que la victoria de Douglas ante Tyson fue una farsa al noquearlo en tres asaltos.
La victoria de Holyfield probó solamente que Douglas había vuelto a ser el mismo indisciplinado de siempre. Si Douglas hubiese entrenado tan diligentemente para pelear ante Holyfield como lo había hecho con Tyson, hubiese ganado. En lugar de eso, luego de que Steve Wynn le pagara más de $20 millones para pelear con Holyfield, a Douglas ya no le importó más nada.
Pesó 15 libras más ante Holyfield de lo que pesó ante Tyson. En los meses siguientes al combate, se pasó más tiempo bebiendo, comiendo y fiesteando que entrenando. Se enfrentó al manager y a los entrenadores que hicieron posible su victoria ante Tyson, quitándoles poder. No tuvo opción, pero también se pasó mucho tiempo en la corte peleando ante King. La victoria de Douglas en Tokio fue una farsa en el sentido de que fue la primera y última vez que peleó con la mayor habilidad que ha sido capaz de demostrar.

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