martes, 8 de marzo de 2011

CUARENTA AÑOS DEL "CONBATE DEL SIGLO"



Tim Dahlberg
ESPN.com


En su cuarto de hotel a la mañana siguiente, Muhammad Ali se recuperaba de una mandíbula inflamada cuando el camarero llegó con el desayuno y buenos deseos para el hombre que llamó campeón.
"Yo no soy el campeón", lo corrigió Ali. "Joe Frazier es el campeón".
Así era, y si alguien necesitaba confirmarlo, ahí estaban los diarios matutinos con una fotografía tan pasmosa para los admiradores de Ali como su derrota de la noche anterior. Ali aparecía con la mirada vidriosa mientras se levantaba con dificultad de la lona en el 15to asalto. Frazier caminaba hacia una esquina neutral, más seguro que nunca de la victoria.
"En realidad hubo dos caídas", recordó Frazier con una risita. "Dijeron que la primera fue un resbalón. Pero fue el gancho de izquierda el que lo hizo resbalar".
El martes se cumplen 40 años de cuando Ali y Frazier se enfrentaron en el Madison Square Garden en un combate tan importante que fue bautizado simple y llanamente como La Pelea. Lo que estaba en juego era el título de Frazier de los pesos pesados, pero muchos aficionados al boxeo aún consideraban a Ali el campeón, porque había sido despojado del título y marginado del deporte por negarse a cumplir el servicio militar.
Frazier estaba invicto y en el pico de su carrera. Era un peleador implacable con un descomunal gancho de izquierda. Ali, en apenas su tercer combate tras una ausencia de tres años y medio, era una figura controversial que generaba tanto odio en unos como veneración en otros.
"Muchos quieren que me azoten debido al servicio militar", dijo Ali antes de la pelea. "Muchos quieren que me azoten por la religión. Muchos quieren que me azoten porque soy negro... y por otros motivos que quizá ni yo conozca".
Ambos llegarían a enfrentarse dos veces más, incluida una famosa pelea en Manila. Pero nada se puede comparar con lo que estaba en juego esa noche de marzo en el Madison Square Garden, cuando Frank Sinatra tomaba fotografías en primera fila, otras celebridades se disputaban los asientos preferenciales y casi tantos hombres como mujeres llevaban abrigos largos de piel.
Las mejores butacas costaban 150 dólares _una suma increíble en aquellos tiempos_ y podrían haberse vendido hasta por el doble. Las entradas eran tan codiciadas que Frank Costello, considerado el jefe mafioso de la familia Luciano, solamente pudo conseguir dos asientos en lugar de los cuatro que acostumbraba.
En un principio pareció que el combate no superaría el bullicio que lo precedió. Pero Ali y Frazier consiguieron la proeza.
Frazier se lanzó al ataque de principio a fin, acosando a Ali y conectándolo con ganchos de izquierda cada vez que se acercaba. Ali payaseó en ocasiones, pero acertó golpes con su jab y propinó algunos derechazos a la cabeza que habrían derribado a otros púgiles.
Frazier, sin embargo, no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad. Puso en muy malas condiciones a Ali en el 11mo asalto, el mismo en que el retador patinó en un espacio mojado y cayó a la lona. Después, cuando restaban 25 segundos en el 15to episodio, asestó un demoledor gancho de izquierda que derribó a Ali.
El retador se levantó y terminó el combate, pero su mandíbula estaba inflamada como una toronja. Cuando se anunciaron las tarjetas, Frazier ganó por decisión unánime.
"Ali perdió, pero aún así ése fue uno de sus momentos más grandiosos", dijo el periodista retirado Ed Schuyler, que cubrió la pelea para The Associated Press. "Había peleado sólo dos veces tras regresar de más de tres años fuera y aguantó 15 asaltos con un tipo en la cumbre de su nivel".
Ali, ahora con 69 años, vive en Arizona, debilitado por el síndrome de Parkinson. Frazier, que a veces arrastra un poco las palabras, tiene 67 y radica en Filadelfia, donde, hace poco, respondió el teléfono luego de 25 minutos de ejercicio en su bicicleta estática.
Frazier dijo que planeaba ir a fiestas en Nueva York y Filadelfia para celebrar la noche que todavía hoy marca su vida.
"No puedo ir a ningún lugar sin que lo mencionen", dijo. "Eso fue lo más grande que me ha ocurrido en la vida".

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