sábado, 16 de abril de 2011

NARVAÉZ GANÓ CON BOXEO Y EXPERIENCIA


Gustavo Bruzos
ESPNdeportes.com

Qué difícil es sostener lo que uno declara cuando la experiencia no ha completado la etapa de construcción de la personalidad. El invicto argentino Omar Narváez dio una cátedra de boxeo este viernes en Bahía Blanca y retuvo por segunda vez el título gallo Jr. de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). El que asistió a la clase magistral fue el boricua César Junito Seda, ante una multitud que colmó y vibró en el Gimnasio Osvaldo Casanova, del Club Estudiantes esta ciudad.
Habíamos dicho en la previa sobre las oportunidades del retador, que tendría alguna chance "si su talento lograba equilibrar la balanza que la experiencia inclina claramente hacia el lado del campeón". Y la verdad es que la incógnita se develó rápidamente. En el tercer asalto, cuando promediaba, parecía que Seda empezaba a desbordar al Huracán de Trelew. Pero el campeón escapó del acoso, se recostó contra las cuerdas y con un muy veloz 1-2 le explicó el capítulo 1 de lo que un campeón debe saber: dominio psicológico. A partir de ahí Narváez tomó el centro del ring, y de la escena, y ya no lo abandonaría.
A Narváez lo acusan de tener una carrera armada con rivales de poca monta. Y no lo fue este boxeador puertorriqueño. Seguramente sus escasas 20 peleas o sus cortos 25 años, no le permitieron dimensionar la calidad de un campeón con todas la letras. Porque a partir de ese tercer capítulo, Narváez dominó a voluntad, con una derecha que martilló la cara de Seda casi sin resistencia.
Y allí arrancó el capítulo dos. No hay oportunidad de reinar sin una defensa bien ajustada. El campeón Panamericano en Winnipeg '99 le mostró a su rival un repertorio de amagues, esquives y salidas de contra que seguramente (si son bien aprovechadas) serán un masters en su carrera.
En el quinto asalto, el árbitro estadounidense Raúl Caiz le descontó un punto al boricua por uso indebido de su cabeza. Y no porque descubriera que había fracasado su plan de pelea, sino porque la desesperación de no encontrar el blanco para meter su zurda voleada, lo hizo entrar en crisis y perder totalmente la línea.
El sexto round fue un "baile" del campeón, una interminable sucesión de manos derechas e izquierdas literalmente desbordaron al retador. Parecía que sus piernas iban a ceder. Pero tuvo el resto para sostenerse en pie, mas no para intentar algo diferente.


A los últimos tres asaltos el campeón llegó con ventaja suficiente como para administrarla. Y allí dio el epílogo de su clase especial de boxeo: no le escapó a la fricción, se plantó a fajarse como el monarca que es. Y Seda también mostró algo de lo suyo, sobre todo en el último asalto, cuando tiró el resto, cuando mostró que sabía que para ser campeón no le alcanzaba, porque no había podido con el maestro.
Las tarjetas fueron sólo la reafirmación de lo que se vió en el ring: el estadounidense Levi Martínez y Luis Doffi vieron ganar al campeón por 117 a 110. Mientras el otro norteamericano, Donald Trella, falló un escueto 115 a 1112 (raro, tomando en cuenta el descuento, ¡el Huracán apenas habría ganado por dos puntos!).
El boxeador patagónico, cercano a cumplir los 36 años de edad, retuvo así la corona por segunda vez y mejoró su marca a 34 victorias, 19 de ellas por nocaut, y dos empates.
Por su parte el chico Seda, quien tiene sólo 25 años, perdió el invicto: 20 triunfos (15 KO) y este único revés. Claro que si lo asimila, habrá sumado mucho más que una derrota.

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