martes, 24 de mayo de 2011

BERNARD HOPKINS VENCE A LA HISTORIA


JOSÉ MANUEL MORENO. BOXEO VELEÑO.

El Bell Centre de Montreal hervía con cerca de 18.000 espectadores el pasado sábado en los prolegómenos del combate de revancha entre Jean Pascal y Bernard Hopkins por el título mundial W.B.C. del peso semipesado, después del injusto combate nulo del pasado mes de diciembre. Salió al ring el "Verdugo" con su parafernalia habitual y bajos los acordes de "My Way" del mítico Frank Sinatra. La salida de Pascal puso en ebullición a las masas. Parecía un partido Estados Unidos vs. Canadá. O de una lucha de generaciones. Pasados los primeros cinco asaltos, todo parecía indicar que el récord del viejo George Foreman como campeón mundial más longevo iba a permanecer impoluto. El canadiense salió más agresivo, más enérgico y Hopkins aparentaba excesiva confianza. De esos primeros asaltos, todos fueron favorables al boxeador local, salvo quizás el segundo, que lo pudiéramos considerar nulo. Pero llegó el sexto round y cambió todo. La "juventud" de Hopkins esperó su momento y puso una marcha más a su boxeo. En cada asalto, una derecha, al menos una, se estrellaba espectacularmente en el rostro de su rival. Defensivamente, una maravilla. Esquivas, movimientos extraordinarios por todo el ring, todo un repertorio de un extraterrestre del deporte. Y chulería, mucha chulería. Antes de comenzar el séptimo round, lo nunca visto: el de Philadelphia se ponía a hacer flexiones en su rincón mientras los segundos dejaban al campeón en su esquina. Y desplantes, como sacarle la lengua, al más puro estilo Muhammad Ali. Y Pascal se desconcentró y desconcertó. Y vimos otra exhibición de Hopkins, al estilo de las que hizo en los tres últimos años contra Pavlik o en el primer combate ante el propio canadiense. Hopkins, el "Mourinho" del boxeo por su estilo defensivo, se iba al ataque, en busca de los puntos que le dieran la vuelta a las cartulinas de los jueces. Cada andanada de Pascal volaba al aire de Montreal y a Hopkins le bastaba su magnífico jab y un par de golpes certeros en casa round para decantar la pelea en su favor. A Pascal se le movía la tierra bajo sus pies, y caía una y otra vez a la lona, con continuos y significativos resbalones. Uno de ellos creemos que no fue tal, y sí una caída en toda la regla en el décimo asalto, producto de una derecha del "Verdugo". Este sonreía y enfurecía aún más al canadiense, que se la jugó toda a una carta en el último episodio. Pero era tarde. Bernard Hopkins, 46 años y 126 días le contemplan, de ellos 23 dedicados al profesionalismo lo había vuelto a hacer. Había ganado a su joven rival, podría ser su hijo, y esta vez los tres jueces lo tuvieron que reconocer. Y lo mejor es que a este supermán le queda cuerda para rato. Que se preparen Dawson y sus próximos rivales, porque don Bernard Hopkins es, sencillamente, un as del deporte. Y de esos, desafortunadamente, hay muy pocos en el boxeo actual.

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