lunes, 5 de diciembre de 2011

EL PLAN PERFECTO DE COTTO



La estrategia de Miguel Cotto contra Antonio Margarito no fue muy distinta a su estrategia anterior. Girar circularmente sobre Margarito como un jinete en el carrusel, golpear, evadir o bloquear, y contragolpear.
La gran diferencia esta vez fue la ejecución de Cotto de esa estrategia hasta el noveno asalto, y un ojo de alto riesgo que le regaló Manny Pacquiao a Margarito hace ya unos meses.
A toda distancia y en casi todo momento, Margarito adelantaba, y Cotto lo bobinaba de trompo hacia la izquierda. Margarito le conectó en ocasiones bajo presión con su ráfaga de puños largos y lentos, pero Cotto lo domaba a fuerza de velocidad.
Con su nuevo entrenador cubano Pedro Díaz en la esquina, Cotto trabajó el plan trazado sin cometer la misma falta que lo llevó a su caída en 2008 ante el Tornado de Tijuana.
"Pedro trazó la estrategia perfecta para esta pelea", dijo Cotto. "Simplemente utilizar nuestra rapidez, nuestros mejores movimientos contra Margarito, y evitar las sogas, que fue lo que nos mató la vez anterior".
En un aparte con la prensa, Díaz coincidió con Cotto en cuanto al problema de las cuerdas. En el primer combate Cotto-Margarito, el puertorriqueño pasó varios momentos de castigo sentado en las sogas intermedias.
"La primera pelea yo no trabajé con Miguel", dijo Díaz al señalar que Margarito no pudo hacer lo mismo con Cotto esta vez. "Y nunca va a poder. Ni Margarito ni muchos que vengan a arrinconar a Cotto. Eso no va a pasar más".
“ Pedro trazó la estrategia perfecta para esta pelea. Simplemente utilizar nuestra rapidez, nuestros mejores movimientos contra Margarito, y evitar las sogas, que fue lo que nos mató la vez anterior. ” -- Miguel Cotto sobre su victoria ante Antonio Margarito.
Al concluir el combate, Cotto no quiso abundar más sobre yeso. Sólo apuntó a su rostro y los rostros de sus familiares para demostrar la diferencia y siguió hablando de boxeo.
Mientras Cotto logró cumplir sus tácticas, la estrategia más consistente de Margarito fue hablarle a Cotto y tratar de llevarlo a distancia para tumbarlo.
"Me acordé de la primera pelea que tuve con él", agregó Margarito. "Ya se pasaba abrazando. Por lo mismo pedí un solo round más pero no me lo quisieron dar. Sabía que lo podía terminar".
Pero hablar no vale de mucho en el boxeo cuando no puedes ver por un ojo. Si bien Margarito marcó el paso adelante, no hizo nada para protegerse el ojo, algo que tenía que procurar desde el inicio del combate para aumentar su probabilidad de triunfo.
Como era de esperarse, en la esquina de Margarito había un médico especialista que revisaría su ojo derecho constantemente a medida que Cotto le golpeara. Varias inspecciones de un ojo que se veía completamente cerrado le dieron fin a Cotto-Margarito II.
"El doctor con sus dedos me preguntó cuántos dedos tenía. Tres veces le dije los que tenía", dijo Margarito. "Pero ahí yo creo lo favorecieron".
Margarito tampoco logró conectar ese uppercut mágico con el que anestesió a Cotto en el pasado. El gladiador mexicano se fue sin comerse la lona, y también se fue sin cetro y sin victoria.
"Yo estoy contento. No estoy mal. Estoy físicamente, mentalmente bien", dijo Margarito. "Sinceramente (Cotto) no pega nada. La verdad, venía bien preparado. La verdad que creo que lo protegieron".
Como muchos puertorriqueños y admiradores, el entrenador Díaz quería ver a Cotto triunfar ante un retador bien preparado en la figura de Margarito y que la pelea terminara por nocaut, no por la decisión de un médico.
"Me hubiera gustado que la dejaran seguir", dijo Díaz. "Que no llegara a los 12 (asaltos), pero que la dejaran seguir. Porque yo no vi el ojo tan dañado".

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