martes, 6 de diciembre de 2011

MIGUEL COTTO HA VUELTO


JOSÉ MANUEL MORENO. "BOXEO VELEÑO"

Los médicos de ring decretan el final de la inmensa batalla. Un hombre, un extraordinario deportista, Miguel Cotto, mira al frente, mira a su rival, "Es algo personal", y llora, llora como solo, permítanme la licencia, lloran los hombres. Ni un abrazo con su rival. Ningún gesto de piedad con su enemigo. La esposa de Margarito no disimula su disgusto por la detención del combate, la de Cotto aplaude y parece dar gracias al Cielo. Y Cotto llora, porque tres años, cuatro meses y una semana más tarde, por fin se pudo quitar la espina de su derrota en el mismo sitio y a la misma hora en "su" Madison Square Garden, al que solo él es capaz de meter más de 21.500 personas. Pasan por su mente imágenes de aquella noche. De aquella increíble y devastadora pegada de Margarito que él está convencido que estaba manchada de yeso de trampa y traición. Hasta aquel 26 de julio de 2008 el boricua era uno de los tres mejores peleadores del mundo. Tras aquello y la derrota un año después ante Pacquiao, Cotto parecía uno más en el boxeo internacional. Pero el pasado sábado puso las cosas en su sitio. Boxeó como los ángeles, pegó como un demonio, bailó como el mejor Ali, esquivó como "Sugar" Leonard y, en definitiva, demostró que sigue siendo aquel que aspiraba a medirse de igual a igual a Floyd Mayweather. Ante ese rival, Margarito, con unas rastas con gomina infumable para un clásico como el que suscribe, fue siempre al frente, soltó todas las manos que pudo, pero siempre desde la inferioridad. Cotto no quería ver las cuerdas ni en pintura pero cuando tuvo que ir al intercambio de golpes pegó más y mejor que el extornado de Tijuana y cuando tuvo que fajarse en la corta distancia con los uppers del mexicano también estuvo por encima. El combate tuvo momentos épicos. Como un durísimo intercambio en el tercer asalto, de lado a lado del cuadrilátero.

Y a partir del sexto asalto, y con el ojo de la discordia que por poco deja sin pelea a Margarito hecho unos zorros, ya todo fue un tiro al blanco por parte de Cotto, con la precisión de cirujano y maestro que le caracterizan. Al final del octavo asalto, los médicos de ring, sí, eran dos, ya saben, cuatro ojos ven más que dos, decidieron que el mexicano podía seguir. Pero después de otros tres minutos con Cotto de francotirador en busca del ojo cerrado de su odiado rival, los doctores dijeron algo que entiende todo el mundo "No More". Margarito se disgustó mucho, y, lo más sorprendente, también su esposa. Es verdad que boxísticamente, el de Tijuana podía seguir aunque la pelea la tuviera completamente perdida, pero en el boxeo del siglo XXI, y desde aquí lo aplaudo, un boxeador con esos antecedentes no puede poner en riesgo su vista y su vida boxeando como un tuerto. En definitiva, gran pelea, festival de Miguel Cotto que vuelve a ser posible rival de cualquier boxeador del mundo y un Margarito que debería pensar aquello de "Una retirada a tiempo es una victoria". Eso, o se convertirá en el próximo muñeco roto del boxeo mundial.

1 comentario:

fonsito dijo...

a margarito no le gano cotto,le gano su ojo.a partir del 3 round ya no veia y no habia recibido mucho castigo ahi.margarito lanzo mas golpes,cosa que le valio a pacquiao para ganar,lanzar mas golpes que el rival aunque fueran menos efectivos. a pacman le valio ir al frente y a marquez le reprochan que no fuese mas hacia adelante,que solo contragolpease.cotto lo hizo mucho mas exagerado,eso no era contragolpear,eso era toco y me voy,y todos le ponen en una nube.no entiendo nada y eso que para mi merecio ganar el mejor,que ya lo era antes de esa primera pelea,cotto.pero no entiendo nada.