domingo, 16 de enero de 2011

DE CAMPANA A CAMPANA



Jairo Cuba
DIARIO LA REGION. VENEZUELA.

El boxeo siempre va a estar vigente, así vayan y vengan boxeadores. En el pasado fue Alí, luego vino Leonard y De la Hoya. Hoy es el Pacman. Vendrán muchos otros.
Después de Pacquiao… ¿Quién?
Ya es una cantaleta venida a menos aquello de que el boxeo está de cama. Este es un decir que ha recorrido voces y oídos del mundo y siempre surge alguien capaz de recordarle a la gente que el deporte de fistiana está vigente. Muchos pensaron que después de Alí no habría nadie capaz de superarlo, al menos en cuanto a atención del público, pero surgió Leonard y aquella pléyade de buenos pugilistas como Marvin Hagler, Tommy Hearns, Wilfredo Benítez, Julio César Chávez, “Mano e’ Piedra” Durán, Roy Jones Jr., Alexis Arguello, Aaron Pryor, Tito Trinidad, Oscar de la Hoya, Eusebio Pedroza y Mike Tyson, entre muchos otros. Es cierto que Muhammad Alí convirtió el boxeo en un show televisivo, en un espectáculo que comenzó a ser masivo a través de la magia de la imagen, pero sus sucesores también se encargaron de que buena parte del orbe se paralizará con sus grandes peleas. Esa época ya es parte de la historia. Lo que sí es cierto es que el peso pesado tras esa atropellada pasantía de Mike Tyson, comenzó a perder interés, al menos en América y la atención fue acaparada por púgiles rusos, alemanes, serbios, ucranianos y con la siempre presencia de los mastodontes norteamericanos. De esa legión surgieron los hermanos Klistchko.

No obstante el embrujo de Oscar de la Hoya se encargó de concitar nuevas atenciones en sus múltiples peleas, la mayoría de ellas millonarias, hasta que comenzó a surgir un filipino que comenzó a derrumbar mitos desde que militaba en la categoría mosca. Manny Pacquiao no surgió por arte de magia. Ha venido labrando una trayectoria realmente impresionante rubricada por cinco títulos en categorías diferentes. Memorables fueron sus batallas con los mexicanos Erick Morales y Marco Antonio Barrera, peleas que lo dieron a conocer en América. Hoy Pacquiao es el Rey del Boxeo Mundial. Es un fuera de serie. Ha enfrentado a todos los rivales disponibles –con excepción de uno—y a todos ha vencido en buena lid. Es el boxeador que paraliza multitudes, que suma nuevos fanáticos al boxeo y el único capaz de llenar el estadio de los Cowboy Dallas en Texas y de producir un verdadero éxtasis a través de las pantallas de televisión. Razones sobran. Técnica depurada, zurdo trepidante como una gacela, expone y asimila, pega fuerte con las dos manos. No rehuye combate y siempre está en óptimas condiciones.

Es tanto el magnetismo de Pacquiao que aún conociéndose de antemano los resultados de sus peleas -como el caso de Margarito— logra captar la atención porque su espectáculo no tiene parangón. Su promotor Bob Arum ha resurgido en el negocio con este imán de taquilla y anda buscándole rivales para mantenerlo en acción y darle agilidad a esa maquinita de hacer dólares. Su anunciada pelea con Shane Mosley lo apuntala como favorito. Aunque el ex campeón es un rival con más credenciales que Margarito, ya viene cuesta abajo en la rodada y no tiene velocidad ni condiciones para frenar a Pacquiao. La Pacquiao-Mosley será una pelea interesante de un hombre dando ventajas en el peso, frente a un ex campeón de pegada demoledora pero de lerdos reflejos. Serán algunos minutos de interés, sobre todo por la reciedumbre de Shane, que en el pasado acostó a muchos de sus rivales, pero su posibilidad es remota. Muy remota. El gran reto para Manny es Floyd Mayweather Jr., pelea que no ha podido concretarse. Cuando ocurra romperá todos los records habidos y por haber. Se trata de una pelea natural entre dos púgiles técnicos y con una gran maestría. Como ven, el boxeo nunca se acaba, siempre surge alguien capaz de captar emociones. Y seguirá siendo un gran negocio mientras la TV lo siga apoyando, mientras al público le siga gustando el deporte de contacto. Por ahora, recomendamos no perder de vista a los que vienen subiendo. Uno de esos puede ser el nuevo fenómeno de la segunda década del 2000.