lunes, 25 de julio de 2011

ES LÍKAR RAMOS QUIEN SE DESPRESTIGIA



elheraldo.com

El señor Juan Carlos Devia, promotor de boxeo de segunda o tercera fila —no podríamos aseverarlo con seguridad, pero de primera ni para qué decirlo— se nos viene lanza en ristre, suponemos por la forma como sin paliativos comentamos en estas tribunas el papelazo que hizo el boxeador Líkar Ramos, llevado a México para perder, que para lo contrario ni los retrasados mentales podrían esperar nada parecido ante un boxeador de los kilates de Juan Manuel Márquez.
Entonces, ¿el por qué de esa confrontación tan abismal? Únicamente porque Ramos es zurdo y Márquez necesita adaptarse a ese contrincante zurdo que ya tiene firmado para vérselas en noviembre a la sensación de sensaciones que saluda por Manny Pacquiao. Lo de ‘adaptarse’ es cosa que se las trae, porque resulta que Márquez ha peleado dos veces con Pacquiao, esto es, han peleado 24 asaltos entre los dos, y vaya con ese cuento chino de que necesita contendores zurdos para conocer el tipo de boxeo que desarrolla Pacquiao.
Sin embargo, con todo y eso —el conocimiento in extenso que debe tener Márquez de las características del púgil filipino— no deja de ser una descomunal estupidez que se le busca en Colombia un contendor zurdo para ir adaptándose al estilo de Pacquiao, y cuando se le lleva a Líkar Ramos, sale de su esquina al primer campanazo y liquida a Ramos en sólo un minuto de pelea. ¿Así es como se maneja la tal adaptación?
Ahora, vayamos con usted, señor Devia: Esta pluma no redactó la crónica que tanta rasquiña al parecer le causó a usted y a sus paniaguados para acabar ni con Ramos, ni con nadie, pero sí para decir la verdad como la verdad debe decirse, no con paños de agua tibia, “para que el promotor no se moleste”. A este columnista, los promotores todos, desde el más pequeño, es decir, usted, hasta el más encopetado del mundo, nos importan un gran carajo. No escribimos para que no se molesten o para sí molestia, que eso nos tiene absolutamente sin cuidado.
Con Ramos no hemos pretendido nada distinto a narrar su paupérrima actuación. Boxeador a quien noquean de salida y con un sólo golpe, por parte de un contendor que no lo tiene y muchísimos menos a la edad de 38 años, que en un deporte tan destructivo como el boxeo es la ‘viejentud’ en campo raso, nadie tiene necesidad de propósito tan mezquino como innecesario, porque es el mismo boxeador el que se desprestigia y más nadie.
Sostuvimos, sostenemos y sostendremos (mientras no se nos demuestre lo contrario) que Ramos se quedó intencionalmente en la lona, y después en su esquina simuló los ‘estragos físicos’ del único golpe de la pelea. Porque si no fingió nada, Ramos debe pensar en un retiro cuanto antes, ya que padece de un mentón con resistencia de ‘hojaldre’.