viernes, 16 de septiembre de 2011

¿SE MORDERÁN MAÑANA??


DIEGO MORILLA ESPN.com

No todos los días vemos a un boxeador tomar a otro del cuello mientras media docena de guardaespaldas de ambos equipos se trenzan en una guerra verbal sobre el escenario de un estadio repleto, pero eso mismo fue lo que sucedió aquí en el MGM Grand Garden Arena de esta ciudad durante el pesaje del combate estelar entre Floyd Mayweather Jr. y Víctor Ortiz, quienes demostraron que están listos para irse a las manos en el ring, o incluso antes si la situación lo permite.
Ante una multitud calculada en cerca de 3500 personas se realizó esta ceremonia de pesaje, en el que ambos marcaron el peso reglamentario para este combate, en las 147 libras. De hecho, Mayweather (41-0, 25 KOS) detuvo la báscula en apenas 146.50 libras, media libra por debajo del límite, en una rara movida para un boxeador que no tiene problemas en pagar las multas que hagan falta con tal de subir a la balanza con algún sobrepeso que le otorgue una ventaja de cara al combate, en el que estará en juego el título welter CMB actualmente en manos de Ortiz.
Eso no sucedió. El pesaje mismo fue un mero trámite, y tal como lo dicta la tradición, tanto Mayweather como Ortiz (29-2-2, 22 KOs) se prodigaron todo tipo de comentarios despectivos mutuamente, al punto de llegar a tocarse con sus frentes y narices mientras se vociferaban todo tipo de desafíos y la multitud rugía en su morbosa aprobación. Ambos abandonaron el escenario en medio de ampulosos gestos de victoria, en lo que fue la última ocasión en la que se verán las caras antes de subir al ring principal de este mismo estadio mañana por la noche, en una cartelera transmitida por HBO Pay-Per-View.
En el pesaje previo, el ex triple campeón y leyenda del boxeo mexicano Erik Morales (51-7, 35 KOs) pesó 140 libras, el mismo peso marcado por su rival Pablo César Cano (22-0-1, 17 KOs) para lo que será un combate en el peso súper ligero por el título vacante del CMB, que podría transformar a Morales en el primer boxeador mexicano en lograr cuatro campeonatos en igual número de divisiones.

"Estoy contento de estar en Las Vegas en el mes de septiembre, que es el mes de México, y vamos a hacer una gran pelea", dijo Morales, refiriéndose a la celebración por el aniversario de la Independencia de México, tema subyacente en esta enorme programación de HBO con dos carteleras simultáneas desde dos ciudades distintas.
En una transmisión vía satélite de la ceremonia del pesaje de la otra cartelera desde Los Ángeles, Saúl Canelo Álvarez acusó en la balanza un peso de 153.5 libras mientras que su oponente Alfonso Gómez marcó 152.5 libras para este combate en el peso súper welter por el título del CMB en manos de Álvarez. La intensidad de ese combate se vio reflejada en el rostro de un inusualmente motivado Álvarez, quien tuvo que soportar durante toda la semana de promoción todo tipo de desafíos verbales por parte de su rival.
La cartelera será la primera en la historia de HBO PPV en la cual se verán dos combates estelares desde dos sitios diferentes en la misma transmisión.

EL REY DEL PPV


Por Diego Morilla
ESPNdeportes.com


La frase del siempre rimbombante manejador y publicista Leonard Ellerbe fue digna de una conferencia de prensa de un artista de rap. Pero la veracidad de su declaración no es más que un testimonio del verdadero poder de atracción del protagonista de esta velada estelar de boxeo que tendrá lugar el próximo sábado en el MGM Grand de Las Vegas, y quien es también uno de los pilares que sostienen el pugilismo en la cima del interés general en los deportes de combate en todo el mundo.
"Este hombre ha cambiado la historia del pague-para-ver. Ahora tiene que llamarse 'may-per-view'", dijo Ellerbe al presentar a su protegido Floyd Mayweather Jr., citando los más de 400 millones de dólares en ganancias generadas durante su carrera, a través de casi 7 millones de compras de unidades de pague-para-ver en sus peleas.
Y la importancia de estos números no puede ser subestimada. En un mundo sobrecargado de ofertas de entretenimiento digital gratuito entregado por vía inalámbrica a cada artefacto y electrodoméstico posible (todavía no hay hornos a microondas con acceso a internet, pero no se sorprendan si los ven anunciados en las barras laterales de anuncios de Google en un par de días, sin siquiera darme crédito a mí por haber generado esta brillante idea), la presencia de un individuo que pueda impulsar a millones de personas a desembolsar casi 60 dólares (suficiente como para comprar cuatro boletos al cine, o una cena en un restaurant para dos o tres personas) por verlo pelear en televisión, representa un verdadero milagro para una industria televisiva que languidece ante el ataque de las computadoras en tabletas, los teléfonos inteligentes y los inminentes artefactos de cocina con acceso multimedia.
"Mi único trabajo en mi vida ha sido ganar, este país se ha hecho ganando", dijo Mayweather en su conferencia de prensa . Un comentario lógico para un boxeador que eligió el apodo "Money" (dinero) y que luce un deslumbrante reloj con una ancha malla cubierta de diamantes en su mano izquierda.
Ante este escenario, es fácil determinar por qué se demora tanto el combate entre Mayweather y Pacquiao, un choque que generaría cientos de millones de dólares en ganancias pero que desataría una guerra para determinar quién es el responsable de las compras de pague-para-ver, y que transformaría la distribución de dividendos en una verdadera pesadilla. Y esto viene a colación a la hora de analizar la "contratación" de Ortiz como rival de ocasión para Mayweather. Por bueno que sea el méxico-americano oriundo de Kansas, está claro que deberá pagar por la oportunidad de medirse ante Mayweather cobrando un dinero fijo (se calcula que su bolsa total será de $2.5 millones de dólares, a distribuir entre todo su equipo de trabajo) que, a pesar de constituir una de las mayores bolsas de su carrera, no está ni siquiera cerca de ser una parte equitativa de las ganancias que generará este combate.
A pesar de que la pelea tiene que transcurrir todavía y que nadie está derrotado hasta que suena la campana final, está claro que este choque, tal como los anteriores desarrollados por Mayweather y Pacquiao, tienen como objetivo enviarse mensajes cruzados para ir abriendo el apetito de las audiencias del mundo ante la posible mega-pelea que se avecina. Ambos pelearon con Shane Mosley, como para que tengamos una manera de compararlos ante un rival reciente en común. Pacquiao ha peleado en una ciudad como Dallas, con muy poca presencia de filipinos en sus alrededores, ante un rival que casi no genera fanáticos propios como Joshua Clottey, y el éxito ha sido resonante. Ahora, Mayweather peleará con un zurdo que va al frente y no le teme al palo por palo, al igual que Pacquiao, como para continuar el envío de mensajes cruzados entre ambos peleadores. La pelea de Pacquiao ante Márquez en noviembre próximo probablemente no aporte ningún dato nuevo, pero vista desde una perspectiva amplia no es más que un nuevo paso en este baile de gallos que aletean, despliegan sus puyas y ensayan sus gritos de guerra, pero sin animarse a lanzarse a la batalla de una vez por todas.

La elección de Ortiz como rival no solamente tiene sentido económicamente hablando, sino que pone a Mayweather en posición de lograr un nocaut que le ha sido esquivo en sus últimos compromisos desde diciembre de 2007, cuando anotó un tremendo nocaut ante Ricky Hatton. El valor de un video de nocaut no le pasa por alto a Mayweather, quien sabe que no hay herramienta de promoción mayor que esa para crear interés en un choque de gran envergadura. "Los fanáticos quieren ver sangre, sudor y lágrimas, y eso es lo que tenemos que darle", sugirió Mayweather, y Ortiz seguramente cumplirá complacido ese mandato. "Él dice que la pelea no llega a la distancia, y yo digo lo mismo, así que la pelea no llegará a la distancia", sentenció Floyd, dando por bueno el acuerdo tácito entre ambos.
No sabemos si será una guerra, un mero choque de estilos interesantes o un aburrido intercambio de jabs anotadores sin mayores consecuencias. Lo cierto es que el nombre de este juego, gracias a la presencia de Mayweather como factor dominante en el boxeo actual, es el mismo que el rap lleva como bandera, y el que Mayweather lleva como sobrenombre: "money".
"El entrenador (de Ortiz, Danny García) me pidió que pelee limpio, pero el boxeo es un deporte sucio", sentenció Mayweather, momentos antes de desafiar a Oscar de la Hoya y a Víctor Ortiz por separado a apostar la nada antojadiza suma de $2.5 millones de dólares al resultado de este combate. La apuesta, empero, encierra una metáfora aún mayor: el boxeo como deporte apuesta toda su bolsa y todo su potencial de atracción en los hombros de Floyd Mayweather y su poder de convocatoria, y lo que muchos pueden ver como un exceso de ambición no es otra cosa que el motor mismo que mueve al pugilismo en el siglo XXI.
Por su bien, y por el del boxeo mismo, esperemos que esa máquina siga andando.

¡LLEGA LA HORA DE LA VERDAD!

EL MGM GRAN ARENA DE LAS VEGAS, LA "CATEDRAL" DEL BOXEO MODERNO


NOTIMEX

Una de las Arenas con gran historia en combates de boxeo es sin duda la Gran Garden del hotel casino MGM de esta ciudad, considerada la catedral del boxeo en las últimas décadas.
El estadounidense Floyd Mayweather Jr. contra Víctor "Vicious" Ortíz y Erik "Terrible" Morales ante Pablo César Cano subirán este sábado al ring instalado en la Arena Garden, localizada en el interior del gigantesco casino de Las Vegas y se pronostica resulten de las mejores que se han realizado en el escenario.
La Arena Gran Garden abrió sus puertas al deporte de los puños en enero de 1994 y correspondió al legendario Julio César Chávez contra Frankie Randall protagonizar la pelea estelar por el campeonato superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
Para "JC" sería su primera derrota en el boxeo profesional ante "El Cirujano" Randall, con un lleno en el inmueble con aforo para 18 mil espectadores comodamente sentados.
Chávez González regresaría para cobrarse el revés ante Randall y noquearía en el segundo combate a Meldrick Taylor, los tres pleitos en ese año de 1994.
Mike Tyson, el peleador más taquillero de la historia, también fue anunciado en la Arena Garden y paralizó al mundo en su regreso en 1995 contra Peter McNeeley, a quien pulverizó en un round después de estar preso acusado de violación.
El "Iron Man" obtuvo el título mundial pesado del CMB ante el británico Frank Bruno en 1995 y protagonizó uno de los hechos más vergonzosos del boxeo mundial cuando mordió una oreja a Evander Holyfield, en pelea realizada en junio del 97.
Otras grandes figuras del deporte de los puños que han subido al encordado de la Arena Garden, son el mexicano Erik Morales y Floyd Mayweather jr., además de Oscar de la Hoya y Bernard Hopkins.
"El Terrible" Morales tuvo grandes noches en ese escenario con llenos absolutos, con dos de sus tres peleas que sostuvo ante Marco Barrera, su histórico triunfo en 2005 ante Pacquiao (es el único mexicano en derrotar al asiático) y logró su tercera corona mundial en diferente peso contra Jesús "Matador" Chávez, la de la división superpluma CMB.
Oscar de la Hoya también hizo vibrar a los aficionados en el casino MGM Grand en sus peleas ante Javier Castillejo, Félix Sturm, Bernard Hopkins, Ricardo "Matador" Mayorga y Floyd Mayweather jr.
"Pretty Boy" Mayweather Jr. acumula cuatro victorias seguidas en la Arena Garden ante Ricky "Hitman" Hatton, el "Golden Boy" de la Hoya, Juan Manuel Márquez y Shane "Sugar" Mosley y espera seguir la racha ante Víctor Ortíz por el fajín welter del CMB.
Se espera que la Arena Gran Garden siga con su buena estrella y este sábado 17 de septiembre el "Terrible" Morales y "Money" Mayweather ofrezcan memorables peleas contra "Demoledor" Cano y "Vicious" Ortíz, en un escenario de gran historia en el apasionante deporte del boxeo.