viernes, 30 de noviembre de 2012

EL "TRANSFORMER" DE COTTO

ESPN.com

Aunque no ignoró a los críticos que cuestionaban que era un entrenador sin experiencia alguna en el boxeo profesional, Pedro Luis Díaz se dedicó a redescubrir al Miguel Cotto que vio por primera vez en 1997, cuando competía en un torneo aficionado en Colombia.
"Era un boxeador joven, pero con unas cualidades extraordinarias", dijo Díaz, quien en aquel momento era miembro del cuerpo de entrenadores del entonces poderoso equipo de boxeo de Cuba. "Le dije a Alcides Segarra y a varios de los boxeadores que no lo perdiéramos de vista, que iba a llegar lejos".
Un gran por ciento del éxito que ha tenido Díaz en el tiempo que lleva al mando del grupo técnico del puertorriqueño es recordar todas las condiciones que colocaron a Cotto como uno de los mejores peleadores libra por libra de su tiempo. Lo otro está relacionado a añadir fortaleza física a un peleador que a los 32 años se acerca a la parte final de su carrera.
"A ningún entrenador se le debe hacer difícil trabajar con Cotto en la parte técnica", comentó Díaz. "Es un atleta que tiene todas las condiciones y cuando lo vimos en aquella ocasión, vimos a un atleta de alta calidad y de muy buenas condiciones. Lo que hemos tratar es revivir, recordarles aquellas cosas que tenía en su juventud".
Todo empezó con el combate de Antonio Margarito. Díaz, un veterano de más de 20 años con el equipo nacional de Cuba, identificó que para vencer al mexicano en el combate de revancha, Cotto debía retomar los buenos pasos sobre el ring que lo llevaron a ganar una medalla de plata a nivel mundial, a ser un candidato a medalla olímpica en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 y a ganar de forma invicta su primera corona mundial en 2004.
"Cuando empezamos con Miguel", comentó, "le dije que a Margarito se le ganaba con los pies y con inteligencia, no con los brazos y el cuerpo. Margarito es un boxeador muy fuerte, un mexicano que va adelante y que no da tregua. La única manera de contrarrestar esa fuerza es con las piernas, que te llevan y te traen. Eso fue lo que hicimos y lo que hemos hecho en las siguientes peleas: recordar al Miguel del año 1997. Fuimos creando un modelo de trabajo que quizás no es el más tradicional, pero que nos ha dado resultado".
El mundo del boxeo se sorprendió cuando Cotto decidió prescindir de los servicios del legendario Emanuel Steward y contratar a Díaz.
"En este momento de mi carrera, Pedro Luis es el entrenador más indicado", señaló Cotto. "Me ha dado unas tremendas condiciones y ha revivido mi pasión por el boxeo. Siento que es una de las razones, quizás la principal, de por qué sigo boxeando".
"Aprendí mucho de Emanuel y extraño los 'barbecues' en los campos de entrenamiento", dijo sobre el fenecido entrenador del Kronk Gym de Detroit. "Pero en estos momentos, necesitaba a alguien como Pedro Luis en mi esquina".

LAS TRES D
Díaz se amparó en su filosofía de gimnasio para revivir las condiciones perdidas del puertorriqueño. En el gimnasio donde trabaja en Miami, hay un letrero que sólo lee: disciplina, dedicación y deseo. A Cotto le faltó alguna de esas tres 'd' en algún momento de su carrera, pero ahora, ante todo, recuperó el deseo.
"Lo único que hemos aplicado es tecnología de entrenamiento y establecer una relación armónica de él como competidor y nosotros como entrenadores y como equipo. Realmente, pienso que eso ha sido un factor fundamental, una cosa muy clara que se habló desde el principio. Trabajar sobre la base de la disciplina, dedicación y deseo da lugar al triunfo".
"Trabajamos pesas, fuerza resistencia, rapidez, en pista, en gimnasio, en el ring, pero sin descuidar la parte técnica", agregó. "El resultado es un boxeador más rápido, más fuerte y más competitivo. Entre más longevo es, más hay que fortalecerlo desde el punto de vísta físico. Las piernas fueron mejorando su nivel y coordinación y eso ayudó tanto en su primera pelea con Margarito como en las siguientes".

UN ASUNTO DE ALTURA
Otro crédito para Díaz es la incorporación de un aspecto que Cotto jamás había trabajado: el entrenamiento en la altura, en busca de mejor capacidad aeróbica. El técnico convenció a Cotto de acuartelarse en Big Bear Mountain, el centro vacacional de California que se encuentra a más de 8,000 pies sobre el nivel del mar.
"Ha sido un aspecto muy positivo", señaló Díaz. "A muchas personas le ha extrañado que Cotto no haya hecho un entrenamiento de altura. No es secreto, desde los años 60, de lo que puede ayudar este tipo de trabajo en términos de resistencia y durabilidad. Por eso el centro de entrenamiento de los olímpicos de Estados Unidos está en Colorado Springs y el de México en Toluca".
Están por verse los resultados en el ring frente a Trout, pues ese trabajo se estrenó para su pelea del sábado. Pero a Díaz no le cabe la menor duda de que el cambio será notable y mejorará a medida que lo repita en el futuro inmediato. "Se ha visto los resultados desde el punto de vista funcional y físico para Miguel", comentó. "Hemos tratado de darle un entrenamiento que le permita ayudarle en su ánimo, rejuvenecerlo físicamente. Por eso le dimos entrenamiento de altura, oxigenamos su sangre y eso puede alargar su carrera".

LA BASE OLÍMPICA
Tan pronto Cotto anunció a Díaz como su entrenador para el combate frente a Margarito, las críticas no se hicieron esperar. Un peleador del calibre de Cotto dejaba de lado a uno de los grandes entrenadores de todos los tiempos para contratar a un gran conocedor de boxeo olímpico con cero peleas a nivel profesional.
Pero no era una decisión descabellada, como cuando sustituyó a su tío Evangelista Cotto por Joe Santiago, quien con menos experiencia fue el jefe de su esquina para el principal combate de su carrera ante Manny Pacquiao.
Díaz estuvo en el cuerpo técnico del equipo cubano que produjo a 20 campeones olímpicos, incluyendo al triple campeón Félix Savón, al doble campeón Héctor Vinnent y boxeadores que luego salieron y dieron el salto al profesionalismo como Yuriorkis Gamboa y Joel Casamayor. Tras salir de Cuba en 2007, se encargó de entrenar a Félix Díaz, el único boxeador de América que logró medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
A pesar de todo ese bagaje, entendía a los críticos, pero sabía que contaba con la base para adaptarse al nuevo estilo.
"Mi historia está en el boxeo olímpico", señaló. "No tengo historia en el boxeo profesional. La única historia que tengo es la de Cotto y reconozco que son boxeos muy distintos. Me fui adentrando en ese mundo, para poder aplicar algunos elementos (del boxeo amateur) que pueden servir (en el profesionalismo), pero siempre hay que hacer los ajustes. No pienso que haya aplicado nada nuevo, nada extraordinario, la base es que Cotto es un gran atleta, que tiene disciplina, dedicación y deseo".
"Estoy dando los primeros pasos como entrenador profesional, pero me he fijado en los grandes entrenadores para seguir aprendiendo", agregó. "He estudiado a Steward, a Nacho Beristain, a Freddie Roach, he hablado con muchos entrenadores de Puerto Rico, preguntando cómo lo han hecho y eso no es ningún descrédito. Todo combate te va enseñando, voy aprendiendo y estudiando. Soy un eterno aprendiz del boxeo, del deporte y de la vida".