sábado, 26 de agosto de 2017

LLEGÓ EL COMBATE DEL SIGLO

JESÚS MÍNGUEZ
AS.com

Después de dos años de andanadas verbales, toda la palabrería y el marketing se esfumarán esta madrugada (noche del sábado al domingo, hacia las 05:00 por beIN y OpenSport en España) sobre un cuadrilátero de unos 25 metros cuadrados. Dos hombres frente a frente. Con cerca de 20.000 personas rugiendo en la grada y cientos de millones pegados a la televisión. Floyd Mayweather, el mejor boxeador libra por libra de la última década, sale de su retiro de más de dos años para medirse a Conor McGregor, el luchador más mediático de la UFC. El combate del morbo.
El aroma de los dólares le pierde. Pero sabe que pone en juego su prestigio. Su carrera. “Sé que asumo el mayor riesgo, pero hay una gran recompensa para los dos. Tengo un récord de 49-0 y cuando un boxeador ha dominado durante 20 años sin perder, mi legado y mi récord están en el punto de mira”, reconoce Money, un púgil que parece un escapista, una delicia en defensa, rápido de cintura como pocos, pero que no consigue un KO desde el 2011, contra Víctor Ortiz, y nunca se ha distinguido por la potencia de sus puños.
 ‘Money’ aceptó el reto que le lanzó Conor McGregor, la imagen de la UFC, los gladiadores del siglo XXI que compiten en una jaula (octágono) con crudeza, valiéndose de una mezcla de boxeo y artes marciales. En una decisión sin precedentes, la Comisión Atlética de Nevada autorizó un combate entre una leyenda y un debutante, con un bagaje de 0-0 en boxeo y 21-3 en las MMA. ¿Una locura? McGregor lo afronta crecido: “Voy noquear a ese viejo, a vencerlo en su propio deporte”. En el pesaje, comenzó ganando. En Las Vegas mandaron sus seguidores.
 “Voy a salir hacia adelante. Vamos a ver quién da el primer paso hacia atrás. El que lo dé, será el primer derrotado de la noche”, advierte el irlandés de 29 años, once menos que Mayweather (40), quien ha prometido que será su último combate y de ganar superaría el récord de imbatibilidad del campeón de los pesados Rocky Marciano. Las posibilidades del de Dublín pasan por sacar a pasear su terrorífico recto de izquierda. El que le ha hecho de oro. Hagan juego. Ya no va más en Las Vegas.

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