viernes, 21 de julio de 2017

25 AÑOS DEL SUICIDIO DE URTAIN

GERMÁN GARCÍA
Marca.com

José Manuel Ibar, más conocido por Urtain, nacido en Aizarnazábal, Guipúzcoa, fue un boxeador que nunca conoció el miedo hasta que la mañana del 21 de julio de 1992 saltó del undécimo piso del edificio de la calle Fermín Caballero a sus 49 años. Han pasado 25 desde que uno de los ídolos del boxeo español decidiera poner fin a su existencia, una estocada letal para una brillante carrera. Urtain murió como vivió, de una forma vertiginosa, entre escándalos y polémicas. Sin embargo, nada eso eclipsaba su empuje, fortaleza y capacidad para demoler a sus adversarios y convertirse en un fenómeno social del pugilismo.'El Tigre de Cestona', otro apodo que se le adjudicó, fue el fiel reflejo del joven pobre, sin un gran porvenir que alcanzó la grandeza. Nadie se imaginaba que alguien que trabajó en una fragua, como albañil, y que a los 18 años comenzó a practicar deportes vascos como el levantamiento de piedras, que llegó a levantar bloques de 250 kilos y batió récord al levantar 192 veces la piedra de 100 kilos, iba a culminar su destino en el boxeo. Pero, como diría Carlos Toro, "el boxeo es un animal rencoroso", todo lo que le había otorgado a Urtain, también le fue arrebatado.
Primeros pasos
Hay tres personas claves para que Urtain se convirtiera en boxeador: el preparador Almazor, José Lizarazu, propietario del Orly y Aurelio Sabadell, empresario de San Sebastián. Una vez que había aprendido el abecé del boxeo lo demás vendría por añadidura. Esa pegada que fue capaz de derribar a sus primeros 30 oponentes por la vía del 'nocaut' era un don divino. Desde su concepción, Urtain tuvoel talento de provocar asombro y éxtasis en el boxeo: una pegada capaz de derribar murallas. Momento de gloria
No sé puede hablar de Urtain sin recordar su grandeza sobre el cuadrilátero. Su punto álgido ocurrió el 3 de abril de 1970. La época de oro del boxeo español se alimentó aún más, cuando 'El Tigre de Cestona' se coronó campeón de Europa de los pesos pesados en el Palacio de los Deportes. El alemán Peter Weiland, hasta ese momento rey europeo, no soportó más la pegada del vasco, y se desplomó en el séptimo asalto ante el delirio de los aficionados. Nadie pudo contar mejor la historia de esa noche que el gran cronista de diario MARCA, Manuel Alcántara, que tituló la crónica 'Safari de medianoche' y empezó de la siguiente manera: "Estaba roto, desarbolado, pretendiendo aspirar por la boca el aire mezclado con nubes de nicotina. Ya se barajan los títulos ("Más dura ha sido la caída", "El ídolo de barro") cuando, en un supremo esfuerzo, en un alarde coronario de temple combativo, el 'Morrosko' se fue para para el gigante dispuesto a jugarse el todo por el todo. Su nariz sangraba y había recibido más golpes que en todas sus anteriores peleas junta, pero su afán destructor era incontenible. Sabía que jamás podría ganar por puntos y el 'Ahora o nunca!' le ascendió del bravo corazón hasta los oídos...Tras dos combates posteriores, ante Charlie Harris y Karl Heinz Brunnholz ambos derrotados por KO, defendió su título en la Plaza de Toros Monumental en Barcelona contra el alemán Juergen Blin. Fue un combate muy parejo y cerrado en las tarjetas para los cronistas presentes, sin embargo el ganador fue Urtain, en una batalla sin cuartel donde los dos contendientes visitaron la fría lona. La racha de 'nocaut' había concluido, pero su título aún le pertenecía. Una dolorosa derrota ante Cooper, rival de Ali
La segunda defensa del cetro europeo de los pesos pesados fue el 10 de noviembre de 1970 frente al británico Henry Cooper, con 16 años de experiencia en el boxeo profesional hasta ese momento. Era como popularmente se dice 'un viejo zorro', más débil que Urtain supo boxear y evitar las embestidas del púgil español. Al final, el resultado llenó de lamentos a sus seguidores: cayó abatido en el noveno asalto. Así contó Manuel Alcántara, enviado especial de MARCA, la derrota: "Transcribo, sin añadir ni rectificar nada, las notas tomadas a vuelapluma durarte el octavo asalto: "Sigue la sangre de U. Arremete. Cabeza. Amonestación. Ojo derecho cerrado totalmente. Manda la izquierda de Cooper. Es maestro en salidas y entradas del cuerpo a cuerpo. Aspecto sobrecogedor de Urtain. No hay nada que hacer". El regreso y caída de las alturas
Un año después en diciembre de 1971, Urtain regresó a las alturas de los pesados europeos al derrotar a Jack Bodell por KO y retomar el cetro de Europa, para luego perderla nuevamente por puntos contra el ya conocido alemán Juergen Blin en junio de 1972. El púgil vasco trató de llegar a la cúspide por tercera ocasión en 1977, no obstante cayó KO contra el belga Jean-Pierre Coopman. Fue la última pelea de un hombre que nunca pensó caminar sobre las alturas, obtener fama y dinero. Ganó 56 peleas, perdió 11 veces y empató en cuatro ocasiones. Aquella mañana de 1992, Urtain dijo adiós porque ya no tenía fuerzas ni dinero para enfrentarse al mundo. Endeudado y con sus negocios evaporados, tampoco le quedó el respaldo de su esposa e hijo que soportaron muchas tempestades a su lado. Urtain se 'auto-noqueó' sobre el asfalto, tirándose del balcón. Murió la persona, pero su mito sigue vivo.